POR GABRIELA DIMAS
El 25 de noviembre miles de mujeres con aerosol en mano, pancartas, vestidas de negro, verde y morado y con el rostro cubierto se manifestaron en diferentes partes de la República para exigir frenar la violencia contra la mujer, sin embargo, ese mismo día Abril Pérez era asesinada en Coyoacán; el principal sospechoso es su ex esposo Juan Carlos García.
El asesinato de la regiomontana ocurrió a plena luz del día en Circuito Interior Río Churubusco, una de las zonas más transitadas de la Ciudad de México. La víctima, de 48 años, ya había padecido un intento de feminicidio en enero cuando su esposo Juan Carlos “N” la golpeó con un bate de beisbol en el rostro, y presuntamente había intentado también herirla con un bisturí y asfixiarla, hasta que intervino el hijo de ambos, de apenas 15 años de edad.
“La pareja iba a divorciarse y habían acordado informarlo a sus 3 hijos al siguiente día. Estuvo hospitalizada una semana por las graves lesiones que su esposo Juan Carlos le originó al intentar matarla y por ello, fue acusado de feminicidio en grado de tentativa. Al recuperarse, Abril regresó a Monterrey de donde era originaria y finalmente consiguió divorciarse.
“En los siguientes meses, el juez Federico Mosco González, quien es conocido por haber liberado al médico que violó a una mujer en enfermedad terminal, reclasificó el delito a lesiones y violencia familiar con el argumento de que ‘si la hubiera querido matar, la mata despierta, no dormida’”, publicó Frente Nuevo León, que recolectó datos de personas allegadas a la víctima.
A ello se suma la probable implicación del magistrado Héctor Jiménez López, por haber ordenado que se le retirara la medida cautelar de prisión preventiva a Juan Carlos, por lo que Abril volvió a quedar vulnerable a pesar de la carta que envió para explicar las razones por las que debían mantener a su aún esposo privado de la libertad.
EL ÚLTIMO ADIÓS
Una mezcla de indignación y tristeza fue lo que se pudo sentir en la velación de la madre, hija y amiga de 48 años que fue brutalmente asesinada enfrente de sus hijos.
Familiares y cercanos a la víctima a la capilla Benito M. Flores donde se llevó a cabo una misa de cuerpo presente para después darle cristiana sepultura en el Panteón Valle de la Paz.
Algunos familiares y amigos, optaron por vestir de blanco y otros más acudieron de negro, color utilizado comúnmente en funerales.
A pesar de que su feminicidio ocurrió a casi mil kilómetros, la capital nuevoleonesa no es ajena a la violencia de género, ya que en el 2019 el 36 por ciento de los 58 casos fueron perpetrados por miembros de la familia, amigos o parejas sentimentales, según datos del Instituto Estatal de las Mujeres.
Debido al arraigo del machismo en la entidad, Abril deseó fundar su propia organización de apoyo a mujeres violentadas y a principios de este año incluso acudió a la asociación Venumia con la intención de integrarse en un futuro, que no llegó.
Por ello, en Facebook y Twitter se ha promovido el hashtag #JusticiaParaAbril, y colectivos de defensa de derechos humanos y de las mujeres apuntan a la violencia institucional como responsable del hecho.
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