MARIANA MALAGÓN
A pesar de ser un espacio protegido por la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico de la CDMX, en el Parque de los Venados una aparente construcción está en completo abandono, algo que dicha legislación prohíbe.
Justo en la esquina de Municipio Libre y Dr. Vértiz está instalado un tapial de aproximadamente 80 metros cuadrados, espacio que es utilizado como basurero, con riesgo de que genere fauna nociva.
En su interior costales llenos de cascajo, montículos de escombros, una pila de tablas, vidrios, basura y material de construcción que se dejaron abandonados. Mesas de trabajo, hojas secas de árbol, jacarandas regadas, botellas de refresco, mal olor, una instalación eléctrica improvisada y dos árboles.
Se solicitó conocer por parte de la Alcaldía BJ lo que ahí se pretende construir, pero no hubo respuesta.
El Parque es considerado como un Espacio Abierto Monumental, y para que se pueda realizar cualquier tipo de intervención es necesario contar con autorización del Consejo de Salvaguarda, sin importar que las alteraciones las implemente “la Autoridad responsable”, así lo establece el artículo 102 de dicha legislación.
El artículo 95 establece que “en ningún caso se permitirán alienaciones nuevas, alteraciones en los inmuebles, espacios abiertos o en la traza urbana”.
Ahí, en el de Los venados, hubo anteriormente una veterinaria, como en el caso del Parque Hundido, en donde la ABJ construye un “espacio de convivencia”.
En el último caso, la obra fue clausurada por la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX (Sedema) durante 42 días, lo que significó un hecho sin precedentes, luego de que vecinos denunciaran los trabajos que se realizaban en el Parque.
En su momento, la Alcaldía explicó que la Sedema notificó que los trabajos de modernización que ahí se realizan no requieren de autorización de impacto ambiental, por lo que los sellos de clausura fueron retirados y los trabajos continuarán.
Los cinco parques de la ABJ protegidos por la Ley de Salvaguarda –Venados, Hundidos, San Lorenzo, Tlacoquemécatl y Liguel Alemán, en la colonia Postal— han sufrido diversas alteraciones en su fisonomía, de manera paulatina, por parte de la autoridad local.
Lo mismo se han puesto armatostes para publicidad que pistas de tartan o confinamientos para perros (incluso junto a una iglesia franciscana del siglo 16, en el caso del de San Lorenzo), que alterado bienes patrimoniales, como ocurrió al pintar un barandal de cantera porfiriano en el Parque Hundido.
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