Los parques y deportivos de la demarcación juarense son escenario para jugar el deporte más popular del mundo. Hay canchas sencillas y otras reglamentarias, y hasta una escuela técnico-deportiva a donde acuden 300 alumnos.
ADRIANA RODRÍGUEZ
Son días del mundial de futbol y se siente el ambiente en el Parque Arboledas de la colonia Del Valle. De pronto Frida -una chica de 18 años- entra a la cancha y se integra al juego, contrario al viejo estigma de que el futbol no es para mujeres. Ella no se queja de las patadas ni los empujones y tira a patadas el mito del “sexo débil”. Es brava y se lanza con todo.
Frida domina rápidamente el esférico y hace que el resto de los chicos vean en ella una digna rival. Al principio la tratan con tiento, pero conforme ella va demostrando sus dotes deportivos, se soltó la rudeza masculina. Frida corre, arrebata, es una guerrera en la cancha. Hace suyo el balón, esquiva a un contrincante, luego a otro, se escabulle como un jaguar. Uno de los chavos trata de arrebatarle la pelota, pero sus esfuerzos son infructuosos, luego otro intenta atacar y nada ella sigue corriendo y al final patea a la portería con tino de gol.
“¡Eso chingado!”, dice uno de sus amigos que festeja la anotación apuntando con ambos dedos índice al cielo, como si agradeciera a los dioses, mientras sus contrincantes se quedan azorados. “¡No manches!”, exclaman llevándose las manos a la cabeza.
Así, en los parques y deportivos de la demarcación, solo se necesita un balón para poder imaginarse un momento en los pantaloncillos de un Messi o un Chicharito, o el hoy “héroe” Chuky Lozano.
De acuerdo con información oficial, el gobierno delegacional administra en el Deportivo Benito Juárez un campo de futbol con medidas reglamentarias, pasto sintético, alumbrado, bancas, gradas, sanitarios y vestidores; otros más de tipo “futbol 7”, se encuentran en los parques Álamos y Arboledas, ambos con alumbrado. Y en el Deportivo Tirso Hernández, en la colonia 8 de Agosto, hay dos de tipo “futbol de salón”, “con superficie de última tecnología en pisos multideportivos de alta resistencia, alumbrado, gradas, sanitarios y vestidores”.
Asimismo, existen dos ligas de futbol, una que juega en el Deportivo Benito Juárez y otra en la cancha de la Álamos, espacios que solicitan cada año instituciones educativas de todos los niveles para el desarrollo de certámenes que promocionen la actividad. Y también hay una escuela técnico-deportiva, que dirige la Dirección del Deporte de la Delegación, a donde acuden 300 niños y jóvenes.
LA CASCARITA
Ya es mediodía y unos chicos bajan en la estación del Metro División del Norte, algunos llevan zapatos y jeans, otros van muy bien equipados con tacos, playera y shorts; uno de ellos lleva bien puesta la playera de chivas, el equipo al que le va desde siempre. Caminan un par de calles entre un montón de puestos de comida callejeros. Una señora hace humear un comal donde prepara quesadillas, el olor hace que uno de los chavos voltee y se moje los labios del antojo. “Después del partido venimos, ¿no tienen hambre?”–pregunta a sus amigos, que aceptan la propuesta.
Entre risas y bromas, los chavos llegan finalmente al Parque Arboledas y de inmediato se dirigen a la cancha de futbol. Ahí ya hay otros chicos jugando, jamás se habían visto, pero eso no es ningún problema para que se unan al juego con los que ya estaban en el lugar. Ambos grupos se acoplan, forman equipo de manera espontánea y el juego inicia. Tal pareciera que todos llevan años de conocerse. Uno de ellos toma rápido la pelota y comienza a buscar la portería contraria.
Algunas de las personas que visitan el parque se detienen un momento frente a la cancha para disfrutar el juego. Se sientan en alguna de las bancas que están próximas y terminan metiéndose en el juego como si también participaran. Se emocionan, gritan y festejan con una buena jugada.
Frida comenta que lleva jugando al futbol desde que iba en quinto de primaria. Al principio no le gustaba, pero ante la insistencia de sus amigas, le fue tomando más y más pasión, tanto que ahora pertenece a la liga Águilas de Santa Lucía, en la colonia Jalalpa. “El futbol, más que distracción, me apasiona, me hace olvidar los problemas de la escuela, hace que me concentre en ganar y meter un gol”, comenta mientras sonríe llena de satisfacción. “Amo el futbol”.
Cuenta: “Cuando quería jugar con otros niños en la calle o buscaba una liga, no me querían aceptar por ser niña y todavía hasta ahora cuando juego con hombres, ellos tienen mucho miedo de lastimarme. Al principio también me daba miedo, pero me he hecho más fuerte y ahora también empujo, ataco sin temor”.
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