Libre en el Sur

Atentados contra la vida

Privatizar el agua y deforestar son sin duda atentados contra la vida.

Y es que ésta semana amanecemos con estos dos temas, al parecer distintos pero que van de la mano y nos agobiarán en un futuro no muy lejano. La próxima –por como todo se perfila- privatización del manejo del agua potable y la acelerada deforestación de la ciudad de México, convirtiendo parajes verdes en lugares grises e insalubres, son cuestiones vitales.

Asuntos vitales pues se trata de recursos naturales necesarios para la vida. Agua y fauna son sinónimos de vida, sin ambos sería imposible cualquier forma de vida en el planeta azul. Y hoy los ponemos en riesgo al igual que nuestra propia existencia.

Afortunadamente la tan polémica Ley General de Aguas y sus contenidos ha sido frenada por el momento, pues la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados se vio obligada a posponer indefinidamente el debate y en su caso aprobación. Y no es para menos pues el tema es de crucial importancia tanto para prestadores de servicios como para usuarios. Lo menos que se dice y siente es que de aprobarse la citada ley vendrá la privatización en el suministro del tan vital líquido. El tema fue retirado de la agenda legislativa por acuerdo de todas las fracciones parlamentarias y deberá ser objeto de un amplio y profundo debate nacional.

El tema, sumamente polémico, es discutido también en el mundo de la academia. Recientemente cerca de mil 200 universitarios se pronunciaron ante la grave situación que representaría aprobar la iniciativa de la Ley General de Aguas pues “criminaliza la investigación científica y cualquier otra forma de estudio que provenga de la sociedad organizada o de los pueblos y comunidades que tienen un enorme conocimiento sobre los bienes comunes hídricos”.

Los investigadores unamitas se manifestaron por abrir una discusión pública nacional sobre el tema en la que las voces de los expertos en la investigación en torno al agua y pobladores origina- ríos sea escuchada. Al mismo tiempo la Coalición de Organizaciones Mexicanas por el Derecho al Agua subrayaron que la ley favorece una visión de mercantilización del líquido a través de una mayor intervención de empresas en los rubros de infraestructura y servicios a la vez.

Los integrantes de la citada coalición advirtieron también que la controvertida ley se convertirá en el brazo ejecutor de la reforma energética pues alienta la práctica del fracking para extraer gas shale. Consideraron, además, que se permite que particulares puedan intervenir en el trasvase de grandes obras hidráulicas.

En síntesis, para los científicos la Ley general de Aguas tergiversa el derecho humano al agua.

La desforestación de la ciudad de México con la intensa tala de arbolitos –como desdeñosamente les llaman algunos a esas hermosas especies que nos brindan oxigeno- viene al caso porque diversos vecinos de la delegación Benito Juárez protestaron durante horas contra lo que llaman un ecocidio –tala de árboles en Río Churubusco–, donde fueron derribados 100 de los más de 885 autorizados. El motivo: la construcción de un doble túnel y una glorieta, en uno de los cruceros más conflictivos de la ciudad de México, el que hacen Insurgentes y Río Churubusco. La respuesta inmediata del Gobierno del Distrito Federal a la demanda ciudadana, hasta ahora, ha sido enviar granaderos y acallar las voces.

La respuesta del GDF a la ciudadanía ha sido categórica y hasta amenazante: “La construcción del doble túnel en Río Mixcoac, proyectada para concluir en 22 meses continuará”, aseguró Héctor Serrano, secretario de Gobierno y hombre fuerte y poderoso al interior del gabinete del doctor Miguel Ángel Mancera, quien no titubeó al advertir: “se atenderá a los grupos inconformes, pero se antepondrá el bien común. Y si es necesario se usará la fuerza pública”. O sea el túnel va porque va.

Un poco más conciliadora pero en su papel de subordinada, la secretaria del medio ambiente, Tanya Müller , conocida por sus draconianas medidas en contra del doble Hoy no circula que en nada han contribuido a descontaminar a la ciudad de México, se comprometió a restituir al cien por ciento los ejemplares (árboles y arbolitos) que sean talados “y que estos sobrevivan”. Informó que será necesario talar 885 de estos, de los cuáles –dijo—74 por ciento están enfermos.

Lo de los arbolitos parecería un tema menor, empero por años quienes hemos vivido toda nuestra vida en la delegación Benito Juárez –concretamente en la colonia Del Valle—somos testigos de su deforestación acelerada, y no por el bien común sino por el bien de constructoras, autoridades delegacionales y capitalinas que han permitido la tala inmoderada de árboles y arbolitos para dar paso a condominios, centros comerciales, tianguis, comercio ambulante, así como vialidades mayores; sin que haya una respuesta de reforestación.

Recuerdo bien aquellas enormes y frondosas palmeras y demás árboles que adornaban el camellón de lo que era la calle de Eugenia (hoy eje 5), desde doctor Vertiz a Insurgentes. Las desmontaron con gran ceremonia de reubicación. Hoy desfallecen poco a poco en Feliz Cuevas, frente a un centro comercial, en tanto que los centenares de arbolitos que sembraron en camellones y aceras se secan y terminan por morir.

La promesa de entonces fue incumplida y me temo que ahora también se repetirá.

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