FRANCISCO ORTIZ PARDO
Prácticamente a la par de la promulgación de la Constitución de la Ciudad de México, donde los pueblos originarios son declarados patrimonio de la capital, Libre en el Sur dio a conocer, hace 27 meses, la pretensión de integrar la calle Real de Mayorazgo en Xoco a un conjunto privado donde se ubicará Mitikah, la torre más alta de la capital.
Es el trasfondo que ignoraron autoridades de ayer y de hoy y que al final dejó como resultado la tala soterrada de 54 árboles en esa vialidad, que ahora provoca escándalo e indignación pública.
El gobierno actual anunció la cancelación de un Permiso Administrativo Temporal Revocable que fue concedido para convertir subterránea la calle y advirtió que a los dueños del complejo urbano se les podría imponer una sanción de hasta 50 millones de pesos por la depredación.
Mientras tanto, la empresa continúa con la venta de sus departamentos a precios millonarios bajo el eslogan comercial de “Ciudad Viva”.
Efectivamente Libre en el Sur publicó desde febrero del 2017, apenas unos días después de celebrada la fiesta patronal de San Sebastián en aquel pueblo que ha sido estrangulado por la modernidad, que la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario, de la Oficialía Mayor del gobierno de Miguel Ángel Mancera, puso a consideración de otras dependencias como las secretarías de Desarrollo Urbano y de Movilidad, la Autoridad del Espacio Público y la entonces Delegación Benito Juárez, la solicitud por parte de un fideicomiso de arrendamientos inmobiliarios llamado Fibra Uno, que es propietario de Mitikah.
Este reportero tuvo acceso al plano con logotipos de Mitikah y SMA Arquitectos donde se proyecta que la actual calle quede integrada a una explanada que conectaría el predio de la mega torre con el que ocupó el Centro Bancomer, donde se levantará un centro comercial.
La vialidad y la banqueta peatonal quedarían subterráneos y se afectaría un área pública de 4,799 metros cuadrados, desde la Avenida Universidad hasta la calle San Felipe, que es donde termina el atrio de una iglesia del siglo XVII.
Desde el martes 24 de enero del 2017 se solicitó a los representantes de Fibra Uno su versión, a fin de que ampliaran sobre los alcances y justificaciones para volver subterránea la calle Mayorazgo y construir arriba de ella la plazoleta, pero no hubo respuesta. Más tarde la Secretaría de Movilidad reconoció, por una solicitud de información pública, la existencia del proyecto.
A través de la Dirección de Gestión de Proyectos de Movilidad, la dependencia informó que “se ubicó una opinión respecto de una solicitud realizada por la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario sobre un Permiso Administrativo Temporal Revocable a Título Oneroso por una vigencia de 10 años” con relación a la vía Real de Mayorazgo.
De acuerdo con el oficio SEMOVI/SSDM/DGIDM/0159/2017, la finalidad del PATR es “crear un espacio público y peatonal que mejore la calidad del entorno e incrementar los espacios de convivencia del conjunto así como la experiencia de los usuarios”.
Curiosamente, el actual secretario de Movilidad del gobierno capitalino, Andrés Lajous, ha guardado silencio al respecto.
En su momento Roberto Remes, titular entonces de la Autoridad del Espacio Público, advirtió que no daría su voto a favor de una intervención en la calle de Mayorazgo si ésta no considera el interés colectivo.
“Lo digo con respecto a Mitikah y cualquier otro desarrollo: cualquier proyecto excluyente me resulta inadmisible”, sostuvo el urbanista. En el caso de una explanada sobre la vialidad de Mayorazgo, precisó que sólo sería aceptable si es para uso de quien simplemente la quiera usar: “Para tocar la guitarra, pintar con gis en el suelo, acceder más fácilmente al Metro. Vamos, para el uso que tiene cualquier plaza pública, que es para toda la gente, a cualquier hora y los 365 días del año”.
Por su parte, la mayordomía del templo de San Sebastián Mártir, a cargo de Roberto Pérez, manifestó que de existir la intención de las autoridades de ceder la calle, los pobladores se movilizarán a fin de impedirlo. “No estamos de acuerdo”, advirtió en entrevista con Mariana Malagón.
“Yo tengo que abogar por la iglesia porque soy Mayordomo”. Consideró que ello afectaría no solo al pueblo y la iglesia, sino también a la Cineteca y a la Sociedad de Autores y Compositores de la Música, que se encuentran en las cercanías.
Pero nada ni nadie detuvo el proyecto, que finalmente fue autorizado, y solo la tala infame de 54 árboles el sábado 4 de mayo pasado obligó a la intervención del gobierno de Claudia Sheinbaum para revertirlo. Ahogado el niño, como se dice.
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