Libre en el Sur

Cartas a los Reyes Magos / Compasión y empatía

Les quiero pedir un saco lleno de capacidad para escuchar a los demás sin descalificar. Me hará muy feliz cualquier cosa que ayude a este planeta a recuperar sus bosques, playas, montañas y el respeto a las diferencias.

POR ESTELA ROSELLÓ SOBERÓN

Queridos Melchor, Gaspar y Baltazar,

Han pasado muchos años desde la última vez que les escribí mi cartita formalmente, pero no ha habido Navidad en que se hayan olvidado de mí. Cada cinco de enero en la noche, dejo mi zapato en el árbol y vuelvo a confiar en que al día siguiente, los tres se habrán acordado de dejar alguna sorpresa que llenará mi corazón de alegría para empezar el año con la esperanza de que todo puede volver a empezar, ser distinto e incluso, muchas veces, mejor.

Estoy segura de que 2021 no será la excepción, pero esta vez prefiero escribirles porque no ha sido una época fácil para la humanidad. Por ello hoy más que nunca, necesito sentirme más cerca de su estrella, encontrar su brillo en el firmamento de la noche para saber que, a pesar del dolor, la tristeza, la confusión, el miedo, el enojo y la incertidumbre que hemos vivido alrededor de nosotros, el rumbo volverá a ser luminoso para todos.

No son muchas las cosas que les quiero pedir, pero esta vez, sí son más precisas y sobre todo, sé que en los últimos tiempos, han escaseado en este mundo. Estoy segura de que ustedes podrán tener un poco de todo en sus cofres y en sus arcas, así que quiero aprovechar su viaje para ver si las puedo conseguir. En primer lugar, les quiero pedir una dotación de abrazos fuertes, apretados, largos, de esos que nos hacen sentir que el otro está allí, con nosotros. En los últimos años, no nos hemos podido tocar mucho, y los demás nos asustan.

La sana distancia se ha instalado entre todos, y si bien ha sido necesaria para sobre vivir y cuidarnos, al mismo tiempo ha generado otro tipo de distancias infranqueables y tristes. Por eso, también les quiero pedir un saco lleno de capacidad para escuchar a los demás sin descalificar. Si también pudieran meter en él un poquito de compasión y empatía lo agradecería mucho.  Lo que sigue no sé si lo van a encontrar o no, pero espero que sí porque cada día me hace más falta; necesito un gel anti prejuicios, anti odio y anti resentimiento; ojalá tenga, de verdad sería genial.

Como no quiero abusar, creo que voy a parar aquí. Si no hubiera alguna de las cosas que les pedí, me hará muy feliz cualquier cosa que ayude a este planeta a recuperar sus bosques, playas, montañas y el respeto a las diferencias. Al final, lo que más echo en falta es la posibilidad de cuidar a los demás y de que los demás me cuiden, para vivir en un mundo mucho más equitativo, libre y feliz.

¡Feliz Navidad! Y gracias por venir otra vez.


Historiadora.

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