Time Out atribuye su éxito a una mezcla casi explosiva: una oferta cultural impresionante, espacios públicos que convocan a la comunidad y una vida nocturna intensa.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Con todo y sus problemas —el tráfico endemoniado, la inseguridad latente, la desigualdad que se respira en cada esquina y, sobre todo, la gentrificación que en más de un barrio se ha convertido en sinónimo de desplazamiento y hartazgo—, la Ciudad de México ha logrado algo impensable hace unos años: colocarse en el sexto lugar del ranking de las 50 mejores ciudades del mundo, según el listado publicado esta semana por la revista Time Out.
La capital mexicana se ha convertido en la única ciudad latinoamericana dentro del Top 10, superando a metrópolis históricamente idolatradas como París y Roma. Y es que, pese a las múltiples fracturas que la atraviesan, la CDMX sigue ejerciendo un magnetismo difícil de igualar.
Time Out atribuye su éxito a una mezcla casi explosiva: una oferta cultural impresionante, espacios públicos que convocan a la comunidad y una vida nocturna intensa. Sitios como el Bosque de Chapultepec y el Parque México aparecen entre los favoritos de los encuestados, mientras que espacios de arte emergente como Laguna o Naranjo se han consolidado como faros creativos en medio del caos urbano.
En el rubro cultural, la ciudad destaca por la gran cantidad de actividades gratuitas y accesibles, desde exposiciones internacionales hasta festivales musicales que llenan calles y plazas. Basta recordar la reciente exposición de Damien Hirst en el Museo Jumex o los corredores culturales que brotan cada fin de semana para entender por qué Time Out la califica como un destino imprescindible.

Orgullo y contradicciones
Según la encuesta, el 96% de sus habitantes se declara feliz viviendo aquí, a pesar de reconocer que la gentrificación, el alza de precios y la saturación del transporte público son problemas que ya pasan factura.
En el listado global, la CDMX quedó por debajo de urbes como Nueva York, Ciudad del Cabo, Berlín y Londres, pero por encima de gigantes turísticos europeos y asiáticos. Otras ciudades latinoamericanas, como São Paulo, Lima y Buenos Aires, aparecen más abajo en el ranking, destacadas también por su gastronomía o su arquitectura.
La noticia ha provocado una oleada de orgullo chilango en redes sociales, aunque no han faltado las voces críticas que advierten que este brillo internacional convive, día tras día, con realidades duras: una ciudad profundamente desigual, donde el espectáculo cultural convive con la precariedad y el desarraigo de comunidades enteras desplazadas por la especulación inmobiliaria.
Así, mientras unos celebran estar en el sexto lugar del mundo, otros se preguntan si este tipo de rankings no son, en el fondo, otro síntoma del fenómeno que amenaza con desdibujar la esencia de la Ciudad de México: la gentrificación que convierte a la metrópoli en destino de moda… aunque no necesariamente en un lugar digno para todos.
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