Libre en el Sur

Con sitio policiaco reprime GDF movimiento contra resguardo del Metrobús; desorganización abonó a derrota vecinal, estima Manzo

Este medio día se dio una virtual capitulación del movimiento de vecinos de Narvarte Poniente contra un resguardo del Metrobús. Mientras el gobierno de Marcelo Ebrard optó por desalojar a los inconformes –varios de ellos ancianos— con la fuerza de 600 granaderos que literalmente sitiaron la zona de conflicto, se reinició la obra sin que la autoridad diera viso alguno de rectificación.
El GDF, espetó Federico Manzo, diputado local por el distrito 17, es “sordo y ciego ante los reclamos de la ciudadanía, incapaz de resolver conflictos a través del diálogo. Por eso no cumplió ni con la consulta que por ley debió hacer entre los vecinos, no les planteó opciones ni los involucró como vigilantes de la obra civil”.
En entrevista, el legislador consideró que los vecinos también tuvieron responsabilidad en su derrota, pues desestimaron las sugerencias de impugnar por medios legales y no se organizaron adecuadamente, como sí lo hicieron en su momento los vecinos de la parte oriente de Narvarte, que lograron parar la obra. Esa desorganización, explicó, comúnmente lleva a los movimientos ciudadanos a ser “infiltrados, manipulados o disueltos”. En ese sentido, Manzo no descarta que haya sido finalmente infiltrado; sus sospechas las funda en el desconocimiento que finalmente dieron algunos vecinos a la gestión realizada por su equipo.
Y es que Enrique Jiménez, el coordinador de su módulo de atención, recibió hoy agresiones verbales por parte de vecinos que se opusieron a que retirara la carpa que prestó y que inminentemente sería retirada por la fuerza pública si él no lo hacía. “Estuvimos apoyando de manera permanente el plantón; les prestamos la carpa y las sillas y hoy nos acusaron de que el diputado Manzo no apoyó; no se vale”.
Para los vecinos la carpa era “símbolo” de la resistencia y debía permanecer hasta el último minuto; en todo caso, dijeron, que sea destruida por los trascabos y que el gobierno de Marcelo Ebrard pague las consecuencias políticas de ello. “La carpa no se quita”, advirtieron a Jiménez, quien finalmente se retiró del lugar para evitar más enfrentamientos con los vecinos.
Andrea Martínez, vocera del movimiento, explicó que no se opondrían físicamente al desalojo del plantón que mantuvieron por 20 días. “No vamos a exponer a la gente”, argumentó. Sin embargo, aclaró que la resistencia continuará a través de otras instancias. Negó, como han difundido funcionarios del gobierno capitalino, que el movimiento haya sido manipulado por militantes del PAN. “Aquí no hubo más que un movimiento de ciudadanos que fuimos atropellados en nuestros derechos”, aseveró.
Aunque los representantes del GDF han asegurado que las palmeras de Diagonal San Antonio no serán derribadas, es evidente cómo las obras están dejando expuestas las raíces, por lo que los dirigentes aseguran que se está “matando a los árboles”. Frente a los policías, los vecinos se veían tristes, rabiosos, impotentes… Una anciana lloraba sentada en la banqueta: “¿Entonces fue inútil estar aquí todo este tiempo?”, se preguntó.
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