STAFF / LIBRE EN EL SUR
Cuenta Vicente Leñero en Los periodistas (Joaquín Mortiz, 1978), que un par de meses después del golpe perpetrado por el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez contra el periódico Excélsior en julio de 1976 –que obligó a la salida de la cooperativa que lo editaba al director general Julio Scherer García y a más de un centenar de periodistas–, aprovechó un embotellamiento de tráfico para componer un corrido alusivo a ese atentado, con todo y música.
“Tenía catorce estrofas y un estribillo”, pone en su texto el escritor, dramaturgo y periodista fallecido en 2014. Recuerda que se los cantó “quedito” al propio Scherer García y a Miguel Ángel Granados Chapa y que les confió que pensaba llevárselo a Oscar Chávez para que lo cantara en sus presentaciones en La Edad de Oro.
–No lo va a cantar –dijo Julio Scherer.
Leñero topó días después en los estudios Churubusco con el compositor y cantante nacido en 1935 en la colonia Portales de la entonces delegación Benito Juárez. Le mostró el corrido sobre el golpe a Excélsior.
–Seguro que lo canto—prometió Óscar—pero déjame que yo le ponga la música.
“Jamás lo cantó”, escribe Vicente, al contar que una noche fueron él y varios compañeros del antiguo Excélsior a La Edad de Oro. “Mis compañeros no me dejaron”, se disculpó el autor de Sin ti cuando se sentó a la mesa de los periodistas.” Tienen miedo de que les apliquen la Ley del Hielo en los demás periódicos, como represalia”.
Oscar Chávez ofreció a Leñero y sus amigos que de todos modos lo iba a grabar en un disco, por su cuenta. “Yo no me asusto”, presumió.
–Te lo dije –dijo Julio– La gente tiene miedo.
En 2009, Leñero recordó esta historia en un texto que publicó en la revista Chilango. Y ahí platica que dos años después, en 1978, se volvió a encontrar con Óscar Chávez en la librería Gandhi. “Nos saludamos como siempre”, escribe el autor de Los albañiles, que vivió toda su vida en San Pedro de los Pinos, en Benito Juárez también. “Cuando estaba a punto de despedirme me detuvo. —Espérate.
“Metió su mano derecha en el bolsillo de la chamarra y extrajo un caset, de aquellos de cinta, de la marca Ampex 370.
—Aquí está el corrido —dijo—, cantado por mí y con música mía. Para que veas que no se me olvidó. Pienso incluirlo en mi próximo disco.
“Nunca lo incluyó, nunca lo cantó en público, pero me emocionó el detalle…”
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