A los que ya no están, habrá que honrarlos siempre. Recordarlos y otorgarles ese espacio que ocupan en la memoria y en el corazón.
POR RODRIGO CORDERA THACKER
Vivo en un departamento viejo. De esos que tienen techos altos. Que al entrar por la puerta principal podría parecer la entrada a un hospital siquiátrico. Pero por fortuna solo resguarda a varios vecinos que tratamos de pasarla lo mejor posible durante este encierro que ya tiene un carácter de eterno.
Vivo con mi esposa y dos perros. Al salir a las caminatas habituales para los dos canes, debo decir que me entristece el tener que buscar la distancia con el otro. Me pega en el ánimo tener que cruzar a la otra acera por respeto al otro y viceversa. La sana distancia obliga a pensar todo movimiento en la calle. Pero tenemos la fortuna de que, a tres meses de este evento mundial, seguimos con vida, con ánimo y con ganas de que las cosas en verdad cambien.
Hemos trapeado, barrido, despolvado y desinfectado. Y el trabajo del hogar es cansado, tiene técnica, ritmo, disciplina y método. Esa es una buena enseñanza de estas épocas. Que si bien los derechos de las trabajadoras del hogar van en aumento y reconocimiento. La búsqueda de salarios mejores también debe de entrar en la agenda política de ese movimiento. Al igual de los repartidores de las diferentes plataformas. Merecen seguridad social y protección. Igual los trabajadores de la basura, el gas y francamente todos los que están haciendo un trabajo para que millones se queden en casa.
El mundo que viene tiene que ser más justo.
¿Pero qué mundo queremos al volver a tocar tierra?
Yo espero que aprendamos que el trabajo puede ser diferente. Que muchas actividades se pueden desarrollar en casa, y así mejorando tiempos de traslado, convivencia con los seres queridos y hasta en el gasto familiar.
Yo espero tomemos nota de la violencia hacia la mujer. Antes de la pandemia las mujeres de México lograron una marcha mulitcolor y después un paro de labores que en estas páginas lo describí como la envidia de cualquier organización política. Yo espero que el feminismo siga haciendo cambios, pedagogía y que las mujeres accedan al poder cada vez más.
Yo espero que entendamos que la pandemia y la destrucción del planeta van de la mano. Que entendamos que nuestros modos de producción y alimentación tienen que modificarse literalmente por el bien de toda la humanidad. También esp ero que la ciencia vuelva ocupar su lugar como consejero primordial de los estados del mundo.
A los que ya no están, habrá que honrarlos siempre. Recordarlos y otorgarles ese espacio que ocupan en la memoria y en el corazón.
Vecino de Narvarte Oriente. Compositor musical de televisión y cine documental. Cofundador del colectivo Vecinos Unidos de Benito Juárez.
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