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Cumple el escritor y político José Revueltas 40 años de muerto: anécdotas de sus años en la Benito Juárez

(Francisco Ortiz Pinchetti)- El escritor y controvertido político de izquierda José Revueltas, que este mes de abril cumple 40 años de haber fallecido, vivió en la delegación Benito Juárez años cruciales de su vida, a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, donde escribió varias de sus obras más conocidas.

Novelista, cuentista, ensayista y en menor escala poeta, Revueltas nació en Santiago Papasquiaro, Durango, en 1914 y murió en la capital del país el 14 de abril de 1976. Durante su vida, fue encarcelado cuatro veces, la más importante a raíz del movimiento estudiantil de 1968 cuando fue condenado a 16 años de prisión en la cárcel de Lecumberri, aunque salió a los dos años al acogerse a la libertad “bajo palabra”.

Político apasionado y conflictivo, siempre en las filas de la izquierda, fue expulsado dos veces (en 1943 y en 1962) del Partido Comunista Mexicano y también acabó por ser echado de la Liga Comunista Espartaco… que él mismo había fundado.

Durante varios años, efectivamente, vivió en un pequeño departamento del edificio “Asís”, ubicado en Holbein número 191, en la colonia Nochebuena de la actual delegación Benito Juárez. Solía frecuentar con sus amigos intelectuales el café La Veiga, de la avenida Insurgentes y calle Empresa, en la colonia Extremadura Insurgentes de la misma demarcación.

Un día cualquiera de 1959 o de 1960, el escritor José Revueltas y su amigo y vecino Héctor Xavier, dibujante y pintor, estuvieron bebiendo vino durante toda la noche. Al amanecer decidieron ir a comprar unas tortas para mitigar el hambre… y la cruda.

Ambos salieron del edificio “Asís” y caminaron por la calle Carolina, hasta la tortería Don Julio, ubicada entonces en la esquina de la calle General Porfirio Díaz. Luego cruzaron la calle y se internaron en el Parque “Luis G. Urbina”, mejor conocido como Parque Hundido. Mientras comían su respectiva torta sentados en una banca se les acercó un perro famélico, que conmovió al escritor. “Este perro lleva vida de perro”, dicen que dijo Revueltas y le aventó un trozo de pan. La indignación por la vida que llevaba el pobre mamífero creció, a grado tal que los artistas le dieron el resto de sus tortas recién compradas. Al ver que otros perros callejeros se reunían velozmente para disputar el alimento, Revueltas subió en un promontorio del parque y tomó por asalto la palabra para pronunciar su célebre “discurso a los perros del Parque Hundido”…

Esta anécdota ha corrido de boca en boca en distintas versiones. Algunos aseguran que fue el poeta Efraín Huerta el acompañante de Revueltas. Enrique González Rojo Arthur retomó el suceso y escribió una presunta recreación de la famosa pieza oratoria dedicada a los canes callejeros. “Camaradas canes”, comienza la perorata.

En entrevista con el también escritor y periodista Marco Antonio Campos, publicada en el suplemento cultural Sábado del diario Uno más Uno en 1988, el dibujante Héctor Xavier recordó a su amigo y vecino José Revueltas y contó algunas anécdotas. “Durante varios años ambos vivimos en departamentos rentados del edificio Asis, hasta que José fue desalojado en 1962 por no pagar la renta”, contó. “Nos veíamos esporádicamente, para platicar y beber vino”.

El artista recordó que ahí leyó Los errores, una de las obras más conocidas de Revueltas, mientras éste la escribía. “José mecanografiaba en las noches sobre una almohada para no molestar a los vecinos”, comentó.

El dibujante reveló en esta entrevista que él y Revueltas decidieron un día ser toreros. Frecuentemente asistían a las corridas que se celebraban en la Plaza México, ubicada en la Ciudad de los Deportes, prácticamente enfrente del edificio en el que ambos vivían. Recordó que “José decía que el toro nos sacaría del hambre”, y que los dos se hicieron de un viejo capote y una muleta remendada, con lo que iban a entrenar a unos corralones por el rumbo de Mixcoac, donde acudían numerosos maletillas de aquellos rumbos.

“Mucho de mi vida como hombre cambió gracias a él”, comentó Héctor Xavier. “Es el mejor ser humano que he conocido. Alternaba un gran sentido del humor con una apasionada depresión. Algo de eso sucede conmigo”.

Foto: Especial.

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