En la alcaldía Benito Juárez hay 24 parques, a los que usualmente la gente ha cambiado sus nombres originales. Ni el de la Bola se llama así ni el Hundido y el de Los Venados. En realidad prácticamente todos llevan nombres de personajes a los que se pretende homenajear… a pesar del costumbrismo.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
De entre los datos más curiosos sobre la historia de los 24 parques con que cuenta la alcaldía Benito Juárez está el de que dos de ellos llevan el nombre de un expresidente, Pascual Ortiz Rubio, un general que participó en la Revolución Mexicana que apenas gobernó México por tres años, de 1932 a 1934, y no está entre los personajes más relevantes de nuestra historia. Pero de igual forma curioso es que a ninguno de esos dos parques la gente les llama así, sino por sus denominaciones populares: San Simón y Félix Cuevas.
La Comisión de Espacio Público y Movilidad del Concejo de la alcaldía, a cargo de Patricia Alfaro Moreno, se ha dado a la tarea de promover la identidad cultural y la historia de estos parques a través de una campaña informativa en redes sociales.
Al de San Simón se le conoce así porque se ubica en la colonia del mismo nombre, en honor de San Simón Cananea, cuya iglesia a unas cuadras del parque fue construida por los franciscanos durante el Virreinato. Al otro parque Ortiz Rubio se le nombra por su ubicación, en el Eje 7 Sur Félix Cuevas, entre Amores y Gabriel Mancera, en la colonia Del Valle.
Pero renombrar los parques en nuestra demarcación es usual. Y solo hay un caso en sentido inverso, cuando se pretendió, durante la gestión como delegado del hoy secretario de Economía del gobierno de Ciudad de México, Fadlala Akabani, cambiar el nombre del parque Miraflores de la colonia San Pedro de los Pinos por el del dramaturgo Emilio Carballido, quien vivió hasta a su muerte a dos cuadras del sitio, y entonces los vecinos se opusieron y reivindicaron el nombre original.
En San Pedro de los Pinos está también el Parque Luis Pombo, que es en realidad una plaza con un kiosco centenario. Muy pocos saben que se llama así en honor de un abogado oaxaqueño nacido en 1934, que también fue juez y diputado, y que donó dicho espacio a la comunidad en 1904. Al otro extremo de la demarcación, en la colonia Álamos se conoce a su parque con el mismo nombre, cuando en realidad se llama Xicoténcatl, en honor de un militar mexicano mestizo que luchó contra la intervención francesa en 1874.
Los de mayores dimensiones, los parques Hundido y de Los Venados, también fueron renombrados hace muchos años por la gente. El primero, ubicado entre las colonias Nochebuena e Insurgentes Extremadura, se llama en realidad Luis Gonzaga Urbina, en tributo a uno de los grandes poetas mexicanos que incursionó entre el romanticismo y el modernismo y fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Pero popularmente se le ha llamado “Hundido” debido a que está en desnivel con relación a la banqueta que lo circunda, dado que originalmente se extrajo allí la tierra para la fabricación de ladrillos. El de los Venados es conocido así porque en sendas fuentes hay esculturas en bronce de esa especie animal, pero su nombre oficial es el del “centauro del norte”, Francisco Villa.
El parque Rosendo Arnaiz, de la colonia Santa María Nonoalco, en los rumbos de Mixcoac, lleva ese nombre por el fundador del Club Deportivo Internacional Mexicano y dirigió a los atletas de nuestro país durante tres Juegos Olímpicos. Hay un monumento dedicado a Melvin Jones, fundador del Club de Leones.
En un rincón de la colonia Del Valle Centro hay un parquecito dedicado a Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, “el grillito cantor”. Y otro cantautor, Alfonso Esparza Oteo –que fundó la primera agrupación de compositores— es homenajeado al llevar su nombre el parque de la colonia Nápoles.
El espacio público más importante de la colonia San José Insurgentes, es el parque de La Insurgencia, dedicado a Miguel Hidalgo y Costilla y los héroes que ofrendaron su vida por la Independencia; pero la tradición popular lo llama el “parque de La Bola”, por la esfera que hay en su fuente, que originalmente fue un mapamundi. Además de estatuas de los próceres, las hay también de escritores como Juan de la Cabada, Juan Rulfo, Josefina Vicens, José Revueltas y Luis G. Basurto.
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