Vecinos de la colonia Tlacoquemécatl del Valle lanzaron una alerta sobre la pretensión de la Delegación Benito Juárez de construir baños públicos en el parque de San Lorenzo, lo que consideran una aberración y un gasto inútil e injustificable que ademas atenta contra la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico del Distrito Federal, que cataloga entre los parques protegidos de la ciudad a ese jardín juarense. “No cederemos un solo metro”, advierten los residentes en carta dirigida al delegado panista Jorge Romero Herrera.
En el año 2007, los vecinos del parque San Lorenzo, en el que se ubica una capilla franciscana del siglo XVI catalogada como monumento colonial por el INAH, dieron una larga y contundente batalla contra el proyecto de construir un pozo hidráulico en ese lugar (con el plan de extraer agua para llevarla a Iztapalapa, según documentó Libre en el Sur), lo que finalmente fue desechado por las autoridades capitalinas y por el entonces delegado (también panista) Germán de la Garza. Los inconformes, encabezados por el actor Pablo Georgé, resistieron durante meses e incluso instalaron un plantón permanente en una de las canchas del parque, para evitar el inicio de la perforación del pozo. Anteriormente se había dado otra lucha vecinal contra la idea de construir un estacionamiento subterráneo en el propio jardín protegido.
Estos antecedentes parece ignorarlos el jefe delegacional Romero Herrera, al incluir a San Lorenzo entre siete parques en los que, según anunció el pasado 18 de julio, la DBJ construirá sendos baños públicos, con una inversión de siete millones de pesos.
El parque de San Lorenzo, ubicado entre las calles de Fresas, Magnolias, Manzanas y San Lorenzo, tiene efectivamente características muy distintas a las de los otros seis parques escogidos. “Nuestro parque es un parque específicamente vecinal, que no accede a las vías primarias y que no está instalado en una zona turística. Eso implica que sus usuarios en un 90 por ciento son precisamente los vecinos y sus niños, empleados de oficinas que estacionan sus autos en el perímetro y feligreses de la iglesia”, pone la misiva firmada por la doctora Silvia Aun Nafarrate, una de las activistas más destacadas durante la resistencia contra el pozo hidráulico.
Agrega que “todos los usuarios regulares, sin excepción, cuentan con servicios sanitarios privados a sólo unos metros del parque. La iglesia de Santa Mónica cuenta con baños para sus feligreses, e incluso los servicios de vigilancia y jardinería tienen sus propios baños (…) Además, existe el problema del agua requerida para los mismos, ya que el preciado líquido es muy escaso y no alcanza ni para regar las plantas”.
Aun Nafarrate agrega: “Nos preocupa, además, el lugar donde se construirían los baños. No nos imaginamos que los vecinos estén dispuestos a perder ni un metro de los jardines. El parque tiene una superficie de menos de una hectárea a la que ya se han restado un espacio considerable para la caseta de vigilancia que no hemos comprobado que sirva al vecindario. La caseta de jardinería también quita espacio en el prado principal. Tampoco aceptaríamos que se sacrifiquen las canchas que cumplen una función social imprescindible. Jamás aceptaríamos que la capilla del siglo XVI, que es lo más valioso del parque, se demerite con la construcción de esa naturaleza en su entorno”.
Menciona en cambio que el parque requiere de inversiones urgentes para cuidar su flora, como el sistema de riego pagado con el presupuesto participativo 2011 y que nunca ha funcionado, así como mayor vigilancia e iluminación. “Escuchenos señor delegado: No perderemos ni un metro cuadrado de área verde para ese proyecto”, advierte.
Tanto ella como el líder vecinal histórico Pablo Georgé y el Comité Ciudadano de Tlacoquemécatl del Valle han anunciado que están dispuestos a iniciar protestas y movilizaciones en defensa del parque de San Lorenzo si el delegado Romero Herrera persiste en su tentativa de afectar su entrañable jardín.
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