La estrategia del gobierno de Marcelo Ebrard de aplicar en la Ciudad de México una política de desarrollo sustentable que permita hacer frente a las adversidades de nuestra época, fortaleciendo lo realizado y diseñando el andamiaje del México del Siglo XXI, lo cual ha sido reconocido en reiteradas ocasiones por organismos internacionales como la CEPAL y las fundaciones “City Mayors” y, recientemente, la del ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, por su desempeño e innovación en favor de la conservación del ambiente, es digno de reproducir.
Esta política de desarrollo sustentable, que se basa en garantizar una mejor calidad de vida a los ciudadanos, a través del desarrollo económico, la protección del medio ambiente, la seguridad pública y responsabilidad social, fue puesta en práctica desde el inicio de la gestión de la izquierda en el Distrito Federal, hace más de 13 años y se consolidó con el actual Jefe de Gobierno, demostrando que sabemos gobernar con visión social y políticas públicas de avanzada, pensando en todo momento en elevar el nivel y la calidad de vida de los mexicanos.
Reinventando la forma de gobernar. Un ejemplo es el programa de transporte público, que aplicando tecnología de punta se ha logrado disminuir las emisiones de carbono a la atmosfera; además los programas de desarrollo económico y participación social para apoyar a la población marginada, buscando reinsertarlos a la vida productiva y este esfuerzo no ha sido en vano, pues hoy el Distrito Federal es considerado como una de las diez ciudades con mejor desarrollo sustentable en Latinoamérica, de acuerdo al último informe de CEPAL.
Desafortunadamente estos beneficios no han llegado a todos los ciudadanos ante el precario interés de algunos Jefes Delegacionales de derecha, como el de Benito Juárez, quienes a pesar de gobernar una demarcación cuyo nivel de desarrollo humano es equiparable a países como Alemania e Italia no han hecho nada para resarcir el alto nivel de marginación en el que se encuentran familias que habitan en 450 asentamientos irregulares y ciudades perdidas de la demarcación, que padecen pobreza extrema, homicidios violentos, robos, violaciones y narcotráfico.
Por ello, propongo a los habitantes de la Benito Juárez que nos unamos para participar en el diseño de vanguardia, en donde la participación ciudadana sea el eje rector que mueva los engranes del motor delegacional para hacer efectiva la aplicación del desarrollo sustentable y la justicia social, dejando atrás los grandes contrastes; donde no se distinga la opulencia de los menos, frente a la pobreza que padecen los más. Estamos a tiempo; vayamos por la Reinvención Social, para crear un lugar más justo y prospero para todos, a fin de vivir en paz y tranquilidad.
*Presidenta de la asociación Reinventemos Benito Juárez.
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