A tan pocos días de haber inaugurado el 2017 nos enfrentamos ya como sociedad a realidades coyunturales que sin duda lo marcarán.
En el caso de la desaceleración del crecimiento económico que se prevé en México en los próximos meses, los especialistas consideran que los principales factores causantes son: la debilidad del mercado externo y la economía mundial, la incertidumbre cambiaria; la inestabilidad financiera internacional, la plataforma de producción petrolera y el precio de exportación del petróleo.
Así es, derivado de este último factor y con el anuncio del “gasolinazo” en los últimos días del año viejo, nos encontramos con el enojo y repudio de diversos sectores de la sociedad que se han manifestado los últimos días violenta o pacíficamente, por lo que se considera a todas luces una arbitrariedad, un timo del gobierno de Peña Nieto que años antes aseguró que este escenario nacional, no se daría.
Por otro lado, vivimos desde hace meses con la incertidumbre que ha generado la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos el próximo 20 de enero.
Como muestra de su dura posición, no tuvimos que esperar el plazo legal del cambio de gobierno para recibir la primera embestida del republicano. Hoy, ya es una realidad la primera cancelación de la millonaria inversión de la empresa americana Ford Company en nuestro país, debido al amago que se está ejerciendo sobre las empresas estadounidenses instaladas en territorio nacional. Más de 20 mil empleos directos e indirectos han sido en automático cancelados por tal disposición y el gobierno de San Luis Potosí, estado en que ya se construía el galerón industrial de la empresa automotriz, dilucida tímidamente como poder obtener algún beneficio de aquella debacle.
Por todo lo anterior es verdad que parece muy difícil mantener una postura optimista ante lo que amenaza con arrebatarnos nuestra tranquilidad. Sin embargo, estoy convencida que debemos guardar la calma y recordar que es precisamente en los momentos de crisis en los que debemos permanecer unidos, trabajar más que nunca, ser precavidos en nuestras finanzas personales y patrimonio en general, así como buscar ante todo, preservar nuestra seguridad y la de los nuestros en momentos en que el ánimo social, se encuentra exacerbado.
Hoy, por tanto, nos corresponde enarbolar la exigencia permanente y necesaria a las autoridades de fortalecer el estado de derecho, de abatir la corrupción, de promover la equidad y la igualdad de oportunidades, de consolidar un cambio de enfoque en la educación, de promover la formación cultural y ética de nosotros como sociedad.
Como verán será un año difícil, pero en el 2017, debemos mantener la esperanza.
*Dinorah Pizano es vecina de Benito Juárez, ex Diputada Local y Especialista en Derechos Humanos por la Universidad Castilla-La Mancha
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