Las apacibles calles en donde los niños podían salir a jugar futbol o andar en bicicleta, como las calles de Eugenia o Morena que abarcan varias colonias en Benito Juárez, hoy tienen una afluencia infinitamente mayor de toda clase de vehículos automotores y ya no se puede jugar en la calle. ¿Será que todo tiempo pasado fue mejor?
ADRIÁN CASASOLA
Tener la oportunidad de observar imágenes antiguas de lugares que conocemos a la perfección o por los cuales hemos caminado innumerables ocasiones nos evoca diversos sentimientos. Por un lado la nostalgia de recordar sitios donde pasamos parte de nuestra niñez como parques, restaurantes, escuelas y misceláneas de barrio y por otro, darnos cuenta de que antes de nosotros, muchísimas personas más pisaron las mismas calles y tuvieron vivencias completamente distintas. Y esto se debe en gran medida a la “evolución” y la “transformación” de barrios, calles y avenidas que con el paso del tiempo han ido sufriendo una metamorfosis que parece no tener fin.
Conforme se fueron poblando zonas de la ciudad que se consideraban “muy lejanas al Centro de la ciudad” y las zonas lacustres que se interconectaban y comunicaban entre sí, zonas que originalmente eran grandes extensiones de terreno y haciendas se fueron fraccionando, poblando y convirtiendo en nuevas opciones de vivienda y comercio.
Tal es el caso de la colonia Nápoles. Lo que antes era conocido como el “Rancho de Nápoles” y el “Rancho de Amores” aunado a la gigantesca fábrica de ladrillos Nochebuena por el barrio de Mixcoac dieron lugar a la creación de esta colonia a principios del siglo XX. Luego de conocer este dato y observar fotos de un paisaje con escasas construcciones e infinidad de lotes baldíos, sería impensable pronosticar su crecimiento a partir de la década de los 1930 y su imparable desarrollo a partir de las próximas décadas, como el Hotel de México y el Polyforum Cultural Siqueiros en las décadas de los 50 y 60. Muy cerca de ahí, en la colonia Nochebuena se construyó la monumental Plaza de Toros México (la más grande del mundo) y el Estadio Olímpico Ciudad de Los Deportes (hoy Estadio Azulgrana) inaugurados ambos en 1946.
Los tranvías eran uno de los principales medios de transporte para todos aquellos que no poseían un automóvil, pero con el paso de los años y el exponencial aumento de unidades de transporte particular y público, los durmientes fueron sustituidas por caminos de chapopote debidamente “peinado” para facilitar el tránsito automotriz.
Avenidas que hoy cruzan o son cercanas a varios de los sitios descritos hoy albergan miles de automóviles, camiones y tráileres que circulan de forma incesante, cuando antes eran calles de dos o tres carriles y en muchas ocasiones de doble sentido que después mutaron para convertirse en grandes corredores viales. Las apacibles calles en donde los niños podían salir a jugar futbol o andar en bicicleta, como las calles de Eugenia o Morena que abarcan varias colonias en Benito Juárez, hoy tienen una afluencia infinitamente mayor de toda clase de vehículos automotores y ya no se puede jugar en la calle. ¿Será que todo tiempo pasado fue mejor?
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