Libre en el Sur

El día que la Ciudad de México se cubrió de nieve, hace 50 años

El 11 de enero de 1967 la nieve alcanzó cinco centímetros de espesor en las calles de la capital. Una foto maravillosa de una mujer con abrigo y peinado a la moda sesentera, que posa junto a un “vochito” escarchado estacionado en las cercanías de lo que fue la Glorieta Riviera, en Narvarte, da cuenta de un espectáculo fascinante que no se ha vuelto a repetir en la urbe de los volcanes.

POR FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI

Este miércoles 11 de enero se cumplen 50 años de la última nevada registrada en la Ciudad de México. Ocurrió efectivamente este día, pero de 1967, cuando las principales avenidas de la capital amanecieron cubiertas por un manto blanco, un espectáculo absolutamente insólito para los habitantes del Distrito Federal.

La fotografía que aquí presentamos es un documento gráfico histórico, un verdadero regalo para los juarenses, compartido por el señor Gerardo Kloss en la página La Ciudad de México en el Tiempo, en Facebook, con este texto: “Les mando esta foto del álbum familiar del 11 de enero de 1967: mi padre le tomó esta foto a mi madre, posando al lado de su vocho en medio de la nieve, en la esquina de la avenida Cuauhtémoc con Pilares, a una cuadra de la glorieta de Francisco Villa o glorieta del Riviera (que se ve al fondo), antes de que la destruyeran en 1978-79 para hacer los ejes viales”.

El recuerdo de aquella madrugada está bien fijo en mi memoria. Por razones de trabajo permanecí en la oficina en que entonces trabajaba, en la calle de Sena esquina con el Paseo de la Reforma, en la colonia Cuauhtémoc. Cerca de las dos de la mañana de aquel miércoles como hoy salimos de ahí mi querido y admirado amigo y compañero Federico Pardo Sánchez y yo para dirigirnos a la colonia Anáhuac, donde vivían su tío Rafael Pardo Zepeda, ya fallecido, y su esposa, mi hermana Margarita Ortiz Pinchetti.

Curiosamente había cedido un tanto el frío que se sintió durante toda la tarde y noche, de modo que caminamos por el camellón lateral de Reforma hacia la calle de Río Tíber. En el trayecto, para nuestro asombro, empezó a caer una tenue llovizna, casi una brisa, que de repente se convirtió en una nevada cada vez más copiosa. Los copos bajaban lentamente y se posaban sobre el césped, hasta ponerlo blanco. Poco a poco cubría los jardines del monumento a la Independencia, cuya columna se desdibujaba frente a nosotros. Fue una experiencia por supuesto inolvidable, pero además única: nunca más ha ocurrido una nevada en plena capital. De ello hace hoy medio siglo.

Según crónicas de la época, las nevadas habían comenzado el 9 de enero al norte del país y para la madrugada del 11 ya habían llegado al centro de la capital. Esa mañana la gente fue sorprendida por una helada sorpresa: cinco centímetros de espesor cubrían el suelo de nieve, no sólo en los bosques donde llegaba a ser normal, sino también en San Ángel, Chapultepec, el Paseo de la Reforma e incluso el Zócalo de la ciudad de México. “Todo era blanco y brillante”.

La noticia sobre el insólito acontecimiento mereció la cabeza de ocho columnas, la principal, en la primera plana de la edición del diario Excélsior del propio miércoles 11 de enero de 1967. La información sobre el suceso desplazó la relativa a las actividades del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. Una de las crónicas escritas para Excélsior relataba que el “espectáculo maravilloso” y la “cortina de fino tul, formada por infinidad de copos de nieve que cayeron sobre la capital”, “en las ventanas de miles de casas niños y adultos pegaban la cara a los cristales para ver la caída de la nieve…”

(Foto: La ciudad de México en el Tiempo / Facebook)

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