El pasado lunes acudí a un seminario de análisis de coyuntura organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, a la que pertenezco y presumo con gran orgullo. Como en los tiempos reporteriles, tomé notas y tuve que elaborar un comunicado, del cual les comparto algunos momentos de reflexión académica. Quizá el título de la mesa los ahuyentó a los reporteros, pero me parece muy importante compartírselos. Así que ahí les va el pensar de tres destacados científicos sociales de la UNAM, el CIDE y el Colegio de México.
Aclaro que son verdaderos analistas especializados en los temas que abordan y no meros opinadores como los proliferan en diversos medios. Van pues sus destacadas intervenciones que a mi parecer arrojan mucha luz sobre la enorme crisis que padece el país y nos hace sumamente vulnerables frente a la guerra declarada por Trump contra México, nuestro país.
En un punto coincidieron los académicos, el referente a que frente al reto que significa la era Trump, México debe cambiar su modelo de desarrollo por uno orientado a erradicar la creciente desigualdad social, así como reducir los abismos económicos entre los sectores privilegiados y los millones de seres que sobreviven en la pobreza extrema a lo largo del territorio nacional.
Sin descartar el trasfondo económico de la crisis, Emilio Álvarez Icaza, primer panelista en hacer uso de la palabra, resaltó el profundo cambio de paradigma cultural por el que atraviesan, el Mundo en general, y México en particular. Tal transformación tiene en el grave y alarmante deterioro de los derechos humanos una de sus más profundas e hirientes expresiones, apuntó, aunque va mucho más allá, puesto que se trata de una descomposición civilizatoria global y aguda que parece estar olvidando muchos de sus logros culturales más importantes, tales como: la democracia, la rendición de cuentas, el pluralismo, la representación política y social de los intereses y derechos de los ciudadanos, entre otras.
Por otra parte, Álvarez Icaza criticó vivamente el terrible desatino por parte del actual gobierno por haber privilegiado la visita fallida del Presidente de la República a Washington para sentarse con el nuevo y errático mandatario estadounidense, en detrimento de su presencia en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Con ello, puntualizó Icaza, no sólo dejó vacío el asiento que le correspondía a México en ella, sino que dejó pasar groseramente una oportunidad de oro, no sólo para fortalecer los vínculos con Latinoamérica ante la difícil coyuntura que atraviesa nuestro país, sino como la primera de varias instancias internacionales mediante las cuales México podría hacer frente a las amenazas del Señor Trump, tales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la misma Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Mario Luis Fuentes, académico de las Facultades de Economía y de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, señaló que estamos frente al fin de un ciclo, no tenemos claridad de la nueva realidad, y mucho menos sabemos que pasa o pasará, pues en el país existe un obsesión por el comercio no obstante a que la economía no crece y tenemos más de 26 millones de compatriotas sobreviviendo en la pobreza extrema, mientras que sólo el seis por ciento de la población concentra la mayoría de la riqueza nacional.
Ante estudiantes y maestros de la FCPyS que abarrotaron el auditorio Pablo González Casanova, Fuentes expuso que la desigualdad que se cierne en todo el país es la más clara expresión de un ciclo que acaba marcado por una democracia en crisis que lejos de haber alcanzado un bienestar colectivo, ha generado, por el contrario, una sensación de malestar e incertidumbre, agravados por la falta de empleos y la inseguridad. Así, expresó Fuentes Alcalá, vemos que la crisis multidimensional que afecta el país, se centra en el discurso económico y reduce todo al TLC.
La era Trump –agregó el académico – hace visible está grave desigualdad y erosiona aún más la debilidad democrática que sufre el país. México requiere de un nuevo acuerdo nacional, con una reforma hacendaria a fondo que vea por el empleo, que reestructure al sistema de salud para que este tenga cobertura universal, debemos enfrentar profunda y seriamente a la corrupción. Urge, pues, construir un nuevo modelo de desarrollo, enfatizó al cierre de su intervención.
A su vez, Jean Francois Prud´homme, especialista en ciencia política del Colegio de México, al indagar sobre lo que significa la noción de “crisis”, enfatizó que si bien ella hace referencia a transformaciones de gran calado, también refiere en la cultura griega antigua, de donde viene la palabra, al cambio, a un inicio. Consideró, adicionalmente, que si podemos hablar en México de una democracia relativamente consolidada, ella es, no obstante, una “democracia de baja eficacia” que ha provocado un déficit democrático relevante. Para Prud’homme, si bien ciertamente hoy la situación del país es grave, no debemos olvidar que la percepción de crisis ha estado presente a lo largo de los últimos 25 años, sólo que ahora es más aguda y en gran medida obedece a una tendencia mundial, pues los sistemas democráticos enfrentan dificultades para de gobernabilidad que facilitan el surgimiento de posturas populistas y totalitaristas al estilo Trump.
En dicho sentido, México se halla en una situación doblemente complicada, pues el actual gobierno federal presenta niveles inauditamente bajos de aceptación de sólo el 10 por ciento; los partidos políticos de oposición se encuentran dispersos y fragmentados; y la población luce desalentada ante la ausencia evidente de alternativas, todo lo cual dificulta sobre manera la capacidad del gobierno para dar salida a sus políticas públicas y liderar un frente común.
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