Libre en el Sur

Vecinos en cuarentena / El trauma colectivo

Después de la etapa de asombro, o de enojo o de negación, bien podemos traer a nuestra vida la de observar todo a nuestro alrededor empezando por nosotros mismos.

POR MARTHA MALAZZO

La palabra cuarentena siempre la había relacionado con la temporada aquella cuando las mamás nos quedábamos en casa con el bebé recién nacido para cuidarlo y alimentarlo en esos primeros días y semanas que es cuando necesita de todo nuestro tiempo, esfuerzo y energía. Debían ser, según las abuelas, 40 días que en mi caso nunca cumplía porque mucho antes de eso, me sentía bien y feliz que me daban fuerzas y ganas de salir a hacer todo lo que había dejado de hacer por unos cuantos días.

Esa era la cuarentena que conocía… nunca como la que estamos viviendo ahora.  En 2009 cuando el H1N1 estuvo presente en México, fueron sólo tres semanas de pandemia. No había casi números, estadísticas ni curvas disponibles para ilustrarnos. En alguna medida la ciudad se detuvo, sin embargo, no recuerdo que se hablara de cuarentena ni que nos paralizáramos de esta manera.  

Pero hoy sí estamos en una cuarentena declarada atravesando una pandemia de escala mundial.  Ésta será una etapa de nuestras vidas que jamás olvidaremos y que dependerá de cada uno de nosotros hacerla provechosa, en tratar de salir airoso y más fuertes de cómo hemos entrado a este trauma. Porque sí, no hay que negarlo, esta cuarentena es un trauma colectivo en la que nos vemos y sentimos coartados de todas las libertades de la que siempre habíamos gozado y que no imaginábamos que un día se podrían suspender.   

Eso de ir al súper y que en vez de hacerlo en 45 minutos te tome el doble porque hay que esperar turno para que no nos juntemos tantos ahí dentro, eso de desinfectar a cada rato el teléfono, usar el cubrebocas que por momentos ahoga, estar pendientes de lo que se toca, lavarnos las manos mínimo veinte veces más al día que de costumbre y eso de no hay a donde ir a distraerse así, aparentemente de la nada, es un gran trauma. No lo esperábamos… no sabíamos vivir así.

Sin embargo, después de la etapa de asombro, o de enojo o de negación, bien podemos traer a nuestra vida la de observar todo a nuestro alrededor empezando por nosotros mismos. ¿Qué revela la cuarentena en nosotros? ¿La impaciencia? ¿La desesperación, la tristeza o la preocupación? Yo invito a que identifiquemos qué sentimos, a ver qué es que se nos revela y a través de ello identificar qué podemos aprender de nosotros. 

Si somos lo suficiente resilientes como para entender qué sentido de propósito se puede presentar en cada uno de nosotros. Para que cuando al final de la curva y nos toque salir, estemos agradecidos y valoraremos ese tiempo que en la vorágine de la vida diaria difícilmente hubiésemos tenido la oportunidad de evaluar y valorar. Y para que también rescatemos este paso más lento que hemos adquirido en todo, tengamos más paciencia y permitamos respirar al resto de los seres sobre la tierra para que también nosotros lo hagamos mejor.   


Vecina de Extremadura Insurgentes. Directora general de Grupo Malazzo, especialistas en cocina argentina.

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