Francisco Ortiz Pinchetti
Gorras, mandiles, camisetas, llaveros, bolsas, banderines, libretas, tazas, mantas, cintos, pulseras, encendedores, brazaletes, termos, imanes, bolígrafos, paraguas, morrales, viseras, pines, volantes, pelotas, cubetas, espejos, pasacalles, cilindros, costureros, chalecos, separadores, mascadas, adhesivos, ceniceros, botones…
Son los llamados artículos promocionales que según los expertos en cuestiones electorales juegan un papel estratégico en la guerra por los votos, hoy por hoy desatada en nuestra capital. Sirven para llevar a los hogares una “presencia” del candidato o del partido, sus colores y su logo, sus lemas de campaña, dicen. Pero también como muy atractiva dádiva para los asistentes a mítines y marchas, sobre todo en colonias populares y pueblos. “Es paradójico, pero ya nadie quiere ir de gorra…”, dice entre risas un promotor priista en la Portales. “¡Ora van por su gorra!”
En la capital existe una colonia prácticamente dedicada a la elaboración al mayoreo de esta clase de artículos, cuyos fabricantes se supone hacen su agosto en este tiempo de campañas… aunque ellos dicen que ni tanto. Es la colonia Algarín, ubicada justo a la orilla norte de la delegación Benito Juárez pero ya en territorio de la Cuauhtémoc. En calles como Bolívar, Isabel la Católica, 5 de Febrero, Juan Díaz y Dávalos, entre Eje Central y Calzada de Tlalpan y desde el Eje 3 Sur Añil hasta el viaducto Miguel Alemán, hay decenas de pequeños establecimientos que se ocupan de a esos menesteres.
En esos talleres se realizan trabajos en muy variadas técnicas de impresión, desde la serigrafía al ponchado, el grabado, la tampografía, la sublimación, la litografía y el transfer, además del bordado. Es mediante esos sistemas que las prendas, adornos o utensilios diversos se convierten en armas electorales con los emblemas, colores y nombres de candidatos del PAN, en azul y naranja; el PRI, verde blanco y rojo; el PRD, amarillo y negro, el PVEM, verde; el PT, rojo y amarillo; Nueva Alianza, violeta, o Morena, de color morado.
Hay gran variedad de calidades… y precios. Los partidos por lo general se van a lo corrientito, por barato. Así, consiguen con base en el millar de unidades gorras de a 19 pesos cada una, incluida la impresión a dos tintas; camisetas de a 27 pesos, bolsas en tela biodegradable, ofrecen, de seis pesos más dos pesos por tinta, tazas a 25 pesos, encendedores a 9.10, mandiles a 11 pesos, plumas atómicas a 900 pesos el ciento, llaveros grabados de 35, cilindros de plástico a 7.10. Morena mandó hacer cientos de gorras con su emblema bordado, que ya tiene otro precio, y que se elaboran en telares especiales que permiten una confección simultánea de hasta 10 bordados mediante una máquina computarizada.
También hay chalecos, tan de moda, especiales para brigadistas y promotores del voto, en diversas telas, calidades e impresiones. Se puede conseguir desde 120 pesos la pieza, corrientita, hasta una prenda durable de 230 pesos, ideal para el trabajo rudo que implican las campañas proselitistas en nuestra ciudad, bajo el sol o la lluvia. Otros productos electoreros de esta industria son los gallardetes, mantas, banderines, pancartas y pasacalles, generalmente de plástico, destinados a llenar nuestras calles… de basura electoral.
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