STAFF / LIBRE EN EL SUR
Al día siguiente de la elección estadounidense parecía que Nevada resultaría, con sus modestos seis votos electorales, el estado de la Unión Americana que definiría un triunfo histórico a favor del candidato presidencial demócrata, Joe Biden. Pero fue Pensilvania, ubicado en el noreste de la Unión Americana, el que se adjudicó con un histórico revés el mérito de haber salvado la elección a favor del demócrata, al remontar Biden asombrosamente desde nueve puntos de desventaja y terminar al frente con solo tres décimas de diferencia.
Así, de acuerdo con la confirmación de la agencia AP, Biden se lleva 284 votos electorales de los 270 que necesitaba.
En vano resultaron los insistentes reclamos del presidente Trump, exigiendo suspender el escrutinio en esa entidad, además de Wisconsin y Michigan –lugares en que sufrió un revés confirmado desde la tarde del miércoles en la tarde, debido a lo que él definió como un fraude electoral.
A pesar de lo cerrado de la disputa en ambos estados (de menos de un punto porcentual de diferencia), el resultado favoreció a Biden y le concedió 26 votos electorales.
Con 264 votos para el demócrata y 214 para Trump (que llevaba la delantera en Georgia y Pensylvania, otros dos estados “clave” en la definición de la elección, Nevada se volvía crucial: Como una gran apuesta de Las Vegas en que se jugaba el destino del mundo.
El mundo quedó en vilo hasta las primeras horas de este sábado.
El triunfo del Partido Demócrata en la elección presidencial estadounidense, en plena pandemia del coronavirus que azota a la humanidad– supone un giro completo para el mundo entero, toda vez que Trump ignoró –y combatió– movimientos globales que desde la sociedad habían definido las políticas de los gobiernos occidentales en las últimas dos décadas, como lo relativo al calentamiento global y los derechos humanos.
En el caso de México, el republicano mantuvo una política de permanente hostigamiento hacia los migrantes, de lo que hizo eco el gobierno de Andrés Manuel López Obrador al asumir la contención de centroamericanos que intentan cruzar por territorio nacional hacia los Estados Unidos.
El gobierno de Donald Trump también se ha definido por la denostación y estigmatización de medios informativos críticos, así como de sus opositores.
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