El dato es sorprendente: Cuatro de cada 10 hogares de la delegación Benito Juárez se sostienen con el esfuerzo de mujeres. Y el gobierno asegura que este sector le es prioritario*.
Staff / Libre en el Sur
En “el día de las cabecitas blancas”, como se decía antes de que los tintes para el cabello se hicieran de uso prácticamente general, cuatro de cada 10 madres de la Delegación Benito Juárez tienen doble motivo para celebrar, pues son ellas las que sostienen económicamente sus hogares.
Son ellas “jefas de familia”.
Según el INEGI en su encuesta intercensal 2015, el 39.8 % de las 159,700 viviendas habitadas en BJ son encabezadas por mujeres; esto es que siendo ellas solteras o casadas ejercen la jefatura de hogar y tienen bajo su cargo, afectiva, económica o socialmente, en forma permanente, hijos menores propios u otras personas incapaces o incapacitadas para trabajar. La cifra aumentó cuatro puntos porcentuales con respecto al censo del 2010.
Lo anterior pone a nuestra delegación (donde por cierto el 53.8% son mujeres y 46.2% hombres) en el tercer sitio entre las demarcaciones con más jefas de familia en la Ciudad de México. En la capital, el promedio de mujeres que encabezan hogares está en 36% (siete puntos más que en el resto del país).
En BJ hay un programa gubernamental específico para Jefas de Familia que, según cifras oficiales, ayuda económicamente a 958 mujeres madres trabajadoras cabezas de sus familias que no perciben ingresos. También está “Mujeres BJ”, cuyo objetivo es que las féminas tengan acceso a las herramientas necesarias para la generación de autoempleos, y contribuir a su desarrollo. El beneficio ha llegado, dice la DBJ, a más de ocho mil 800 mujeres, a través de cursos y capacitaciones que se imparten con el propósito de brindarles más y mejores oportunidades.
“Por el evidente aumento de jefaturas femeninas, y debido a que se trata de mujeres de escasos recursos, es prioridad de esta delegación focalizar los esfuerzos para proteger a este sector social”, estableció la DBJ a pregunta expresa. La finalidad, dice, es que ellas mejoren su condición de vida, “previendo que las circunstancias y problemáticas de la vida cotidiana no representen que los menores sufran descuido, sea en su alimentación o su educación”.
*Publicado por la edición impresa 161 de Libre en el Sur, correspondiente a su 14 Aniversario. (Foto: Cuartoscuro)
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