El periodista Rubén Álvarez, vecino de San Juan Mixcoac, se sumó a la exigencia de que la Delegación Benito Juárez negocie cuanto antes con los vendedores ambulantes que ocupaban la plaza Valentín Gómez Farías –y que ahora se mantienen enfrente, al acecho para regresar en cuanto la remodelación del sitio concluya–, para que desistan definitivamente de ocupar ese espacio público.
Entrevistado por Salvador Camarena en la tercera emisión noticiosa de W-Radio, la noche de este jueves, Álvarez subrayó que es obligación de las autoridades delegacionales llevar a cabo las negociaciones políticas pertinentes para asegurar que el problema del ambulantaje, una de las lacras que padecía la histórica plaza, quede solucionado. “Sentimos al delegado Mario Palacios bastante ausente de este problema”, dijo el connotado periodista, de amplia trayectoria en medios mexicanos.
Elogió el proyecto de remodelación conseguido a raíz de un movimiento vecinal que encabeza la doctora Leticia Calderón, vecina de San Juan e investigadora del Instituto Mora, y encomendado por la Seduvi al arquitecto Enrique Lastra (el mismo que realizó la remodelación de la calle Madero y la Plaza de la República, en el centro de la ciudad), con un financiamiento especial de cinco millones de pesos asignado por la Asamblea Legislativa del DF (ALDF). “Sin embargo, el tema de los ambulantes sigue pendiente y la Delegación no actúa”, dijo ante los micrófonos de W-Radio. “La DBJ es la responsable de conversar y convencer a los informales de respetar ese espacio, que pertenece a todos”.
Actualmente, ante el inicio de las obras de restauración que implican como primer paso el levantamiento del antiguo piso de la plaza, los ambulantes que tenían ahí sus puestos se han replegado a las calles circundantes, particularmente sobre el arrollo de la calle Rodin, en las afueras del templo de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de Guadalupe, así como en la esquina de Rodín y Millet. Ahí realizan cotidianamente su venta de quesadillas, sopes y pambazos; también de de bisutería, jugos y flores, y están literalmente al acecho de poder regresar a la plaza, una vez que el nuevo piso de mármol esté terminado.
En la plaza Gómez Farías se ubican, además del mencionado templo, la casa donde vivió Ireneo Paz, el abuelo paterno del laureado poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, quien pasó ahí parte de su infancia y adolescencia, así como la antigua casona que fue residencia de don Valentín Gómez Farías y que hoy ocupa el Instituto Mora de investigaciones sociales.
Ante el abandono de esa plaza, invadida por vendedores ambulantes, basura y roedores, los vecinos iniciaron un movimiento para pedir su restauración, dado su alto valor histórico y arquitectónico. Consiguieron el apoyo del diputado juarense Fernando Rodríguez Doval, que gestionó la aprobación de una partida etiquetada de cinco millones de pesos por parte de la ALDF para financiar el proyecto de restauración puesto en marcha hace tres semanas.
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