El modelo de desarrollo actual es desigual e intensivo en la extracción de recursos naturales, advierte Julia carabias.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Modificar patrones de consumo y formas de producción es indispensable para construir medidas integrales capaces de afrontar los principales retos de la humanidad, que son sociales, económicos, políticos, culturales e integralmente ambientales, alertó Julia Carabias Lillo, profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
“La tecnología puede ayudar, pero no se trata de resolver por pedacitos, sino de tener políticas integrales y voluntad política para atender los problemas ambientales de fondo”, externó la también integrante de El Colegio Nacional.
La bióloga dijo que la humanidad ha impactado casi tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de los océanos. “Pero existe una capacidad finita del planeta para sostener el bienestar humano”.
Explicó que el modelo de desarrollo actual es desigual e intensivo en la extracción de recursos naturales, además de que degrada y sobrepasa la capacidad del orbe.
Carabias Lillo ofreció una conferencia en el coloquio “La geografía ante los principales retos de la humanidad”, que inauguró la directora de la Faculta de Filosofía y Letras (FFyL), Mary Frances Teresa Rodríguez Van Gort, y que formó parte de los festejos por los 100 años de esa entidad académica.
Al respecto manifestó que los desafíos emergentes son el cambio climático, la inteligencia artificial y la bioética.
Desde sus inicios, la Facultad ha buscado un diálogo entre y a partir de sus disciplinas (divididas en 16 carreras), basado en las humanidades. Es importante que la geografía esté preparada para abordar esos temas emergentes, a cuya discusión podemos contribuir significativamente desde la multidisciplina, enfatizó.
En el Aula Magna de la FFyL, ante colaboradores del Colegio de Geografía y del Departamento de Geografía del Sistema de Universidad Abierta (SUA) que organizaron el evento, Carabias Lillo subrayó:
La biodiversidad del planeta debe importarnos porque somos parte de ella, nos dota de alimentos, bebemos y respiramos biodiversidad y somos absolutamente dependientes de esta. “Sin biodiversidad no hay bienestar porque es la garantía del derecho humano a un ambiente sano”.
La científica universitaria, galardonada con la medalla Belisario Domínguez del Senado de la República, refirió que el planeta funciona en un equilibrio entre redes tróficas que mantienen la vida de los organismos y recursos como el agua y la energía, indispensables para todos.
“Pero por la actividad humana se han rebasado varios umbrales planetarios y otros están en proceso de llegar a una situación de riesgo, pues hay un impacto humano en los sistema biofísico-químicos”, puntualizó.
A partir del surgimiento del Homo sapiens, que evolucionó de predecesores homínidos hace entre 200,000 y 300,000 años, la afectación ha sido creciente y cada vez más acelerada.
“Fenómenos como la Revolución Industrial, hace 250 años, y la explotación de hidrocarburos como principal fuente de energía, desde el siglo XIX hasta nuestros días, han modificado la composición de la atmósfera y contaminado a la Tierra, en la cual además vivimos cada vez más personas, sumando ocho mil millones de individuos para noviembre de 2022 y estimando que habrá cerca de 11 mil millones de personas en 2050, todos necesitando agua, energía, alimentos y materiales para sobrevivir”, precisó.
Carabias Lillo resaltó que extraemos de la naturaleza más de lo que esta puede renovar, y desechamos más de lo que puede absorber. “Las crisis ambientales tienen un origen antropogénico. Si las generamos nos toca resolverlas mediante políticas públicas a todas las escalas, con todos los actores y con bases científicas”.
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