Como relaté en mi entrega anterior, los vecinos de diversas colonias de la delegación Benito Juárez emprenden día con día la defensa de su patrimonio. ¿De quién lo defienden? De empresas constructoras cuya orientación netamente económica y de ganancia, por sobre cualquier factor, las lleva a despojar de territorio a cada vez mayor número de habitantes. El escenario cotidiano cambió y surgen diversas organizaciones de colonos cuya actitud respecto a los asuntos públicos es ahora diferente.
La organización entre pares sea quizá el rasgo distintivo de nuestra capital. Somos una ciudad de libertades de toda índole, entre ellas la de asociación, es decir, la ciudadanía social llega a cada vez más espacios. Hombres y mujeres ya no nada más se asumen como ciudadanos políticos que ejercen determinados derechos de forma individual –como el voto—, sino que toman las problemáticas del entorno de manera colectiva, mediante el diálogo y la acción.
Circunstancias como la anterior indican que paulatinamente, mediante el ejercicio de dicha ciudadanía social, el grado de conciencia se incrementa y ello necesariamente debe impactar positivamente a diversos niveles aunque es necesario enfatizar: es un proceso de largo plazo donde el aprendizaje respecto ser ciudadanos plenos no se da en un solo momento, producto de unas cuantas movilizaciones concebidas como sumatorias de individuos y tampoco de manera uniforme.
Las encomiables muestras de inconformidad como la del pasado sábado donde vecinos recorrieron diversas calles de la delegación ponen de manifiesto que existe cierto grado de déficit democrático. En este caso la insuficiente capacidad de respuesta institucional ante problemáticas como el equilibrio entre crecimiento poblacional y desarrollo urbano, lo cual ocasiona que la gente tome medidas no necesariamente institucionales ni por los cauces conocidos. La pregunta que planteo es: ¿cómo reducir dicho déficit?
Sin duda la ruta es compleja. Para describir mejor la situación delegacional de gentrificación, cito a la doctora en geografía Patricia Eugenia Olivera Martínez: “Desde la perspectiva de los gentrificadores o nuevos ocupantes de las clases superiores, la imagen de modernidad, confort y lujo en los barrios y distritos renovados resulta de la competitividad urbana lograda a escala nacional e internacional por los gobiernos locales exitosos. Desde la perspectiva de los residentes originarios, significa el desplazamiento forzado de sus espacios vividos, cotidianos y apropiados culturalmente desde generaciones anteriores”.
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