A pesar de que es justo ahí donde cada noche del 15 de septiembre se reúnen los vecinos de la demarcación a dar “el grito”, son poco conocidos los bustos de la explanada Soberanía de la República con los que se homenajea a una veintena de hacedores de las instituciones de la Patria. Aquí les contamos quiénes son.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Consumada la Independencia Nacional en 1821, la naciente nación mexicana tuvo que enfrentar durante todo el siglo l8 diversos retos para consolidar su soberanía y preservar las instituciones republicanas. Esa lucha fue encabezada por el benemérito Benito Juárez, cuyo nombre lleva orgullosamente nuestra actual alcaldía, respaldado por una veintena de próceres que dedicaron sus vidas a la defensa de nuestras libertades.
La mayoría de ellos se adhirieron al Plan de Ayutla, el acuerdo pactado para dar fin a la dictadura de Antonio López de Santa Anna en 1854; participaron en la Guerra de Reforma y lucharon contra las intervenciones francesa y estadunidense, ocuparon gubernaturas y cargos de ministros en el gobierno juarista y defendieron el ideario y las leyes promulgadas por su líder, en algunos casos a costa de su vida o del exilio.
Los bustos de esos mexicanos ilustres se encuentran en torno a una extensa explanada, única en el país, conocida como Plaza “Soberanía de la República”, ubicada justo al lado del edificio administrativo de nuestra demarcación juarense. Cada uno de ellos está adherido a un monumento de piedra, aunque se desconoce el nombre del escultor. Lamentablemente, aunque la explanada es muy concurrida y en ella se llevan a cabo diversos eventos (ferias de artesanías, verbenas, conciertos, pista de hielo), muy pocos ciudadanos se interesan en conocer la identidad de esos personajes. Recorrerlos es una magnífica clase de Historia ria.
Entre ellos hay sólo dos que nacieron en la capital del país, el poeta, periodista y político Guillermo Prieto (1818-1897), quien con su célebre arenga al pelotón de “los valientes no asesinan” salvó a Juárez y acompañantes de ser fusilados en Guadalajara, y Leandro Valle (1833-1861), que murió fusilado en el Cerro de las Cruces. En cambio hay cuatro veracruzanos: Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889), que como presidente de la República incorporó las Leyes de Reforma a la Constitución; Miguel Lerdo de Tejada (1812-1861), que promulgó la llamada Ley Lerdo sobre la desamortización de los bienes del clero en 1856; Manuel Gutiérrez Zamora (1813-1861), que como alcalde del Puerto de Veracruz auspició la promulgación ahí de las Leyes de Reforma por Juárez, y el orizabeño Ignacio de la Llave (1818-1863), gobernador de su Estado, a quien se debe el nombre oficial de Veracruz Llave.
Hay tres guanajuatenses: Santos Degollado (1811-1861), que además de gobernador de Jalisco fuera ministro de Guerra y de Relaciones Exteriores de Juárez; Manuel Doblado (1818-1865), gobernador y canciller, que firmó los Tratados de la Soledad, e Ignacio Ramírez, El Nigromante, escritor, periodista, diputado constitucionalista y fundados de dos periódicos.
Están también el duranguense Francisco Zarco (1829-1869), periodista insigne, ministro de Gobernación y de Relaciones Exteriores y proclamado Benemérito de la Patria; Ignacio Zaragoza, nacido en Texas, que como jefe del Ejército de Oriente fue el artífice de la victoria de México sobre las tropas francesas en Puebla el 5 de mayo de 1862 y autor de la frase “las armas mexicanas se han cubierto de gloria” al informar al presidente Juárez sobre ese triunfo; el zacatecano Jesús González Ortega (1822-1881), gobernador de su estado, ministro de Guerra y presidente de la Suprema Corete de Justicia, que al morir Zaragoza asumió el mando y defendió heroicamente el sitio de Puebla de 62 días.
También el poblano Miguel Negrete (1824-1897), que fue ministro de Guerra y Marina y participó en la Revolución de Ayutla; el jalisciense José María Mata (1819-1995), diputado constituyente en 1857 y secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores; y el neolonés Mariano Escobedo (1826-1902), gobernador de su estado y de San Luis Potosí, ministro de Guerra y presidente de la Suprema Corte de Justicia Militar.
El mexiquense León Guzmán (1821-1884), diputado constituyente en 1856-57, canciller y ministro de Fomento; el michoacano Melchor Ocampo (1814-1961) figura destacadísima de la Reforma; el guerrerense Juan Álvarez, (1790-1867), que luchó en la Guerra de Independencia al lado de José María Morelos y Pavón, y luego contra las intervenciones extranjeras, caudillo de la Revolución de Ayutla, que como presidente de la República convocó al Congreso Constituyente de 1856-57.
También el jalisciense Valentín Gómez Farías (1781-1858), constituyente de 1824 y presidente de la República ¡cinco veces!, y el potosino Ponciano Arriaga (1811-1863), diputado constituyente en el 57 y gobernador de Aguascalientes y el Distrito Federal.
Son estos días propicios para recordarlos.
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