Hace ya medio siglo se inauguró en la colonia Del Valle este supermercado que se convirtió en un ícono de la actual alcaldía Benito Juárez
El diseñador gráfico Lance Wyman, quien fue muy popular por haber diseñado toda la imagen de las Olimpíadas de 1968 y la señalética y logotipos del Metro de Ciudad de México, elaboró el logotipo de la tienda, que abrió sus puertas al público en 1973.
FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
No pocos vecinos de la colonia Del Valle recuerdan todavía el supermercado DeTodo, de la avenida Félix Cuevas. Esa tienda, fundada hace medio siglo, fue un ícono de la actual alcaldía Benito Juárez. Estaba en la esquina del actual Eje 7 Sur y la calle San Francisco y complementaba una zona comercial muy importante en el sur de la demarcación juarense, en la que destaca la tienda departamental Liverpool Insurgentes. Fue construido por los señores Del Cerro y Kurian, de origen español, sobre un terreno de su propiedad en el que estuvo antes un club de tenis: una manzana completa.
Fue, durante casi tres décadas, el súper del rumbo. Y su lema se volvió inolvidable: “DeTodo tiene de todo”.
A diferencia de otros almacenes de su época, desde su concepción original esta tienda tuvo un diseño arquitectónico innovador. La empresa contrató al reputado arquitecto de origen alemán Mathias Goeritz Brunner –impulsor de la llamada “arquitectura emocional” y creador de las Torres de Satélite– para elaborar el proyecto, que incluía no solo la construcción sino también la decoración del futuro supermercado. Además, encargó al diseñador gráfico Lance Wyman, quien era muy popular en ese entonces por haber diseñado toda la imagen de las Olimpíadas de 1968 y la señalética y logotipos del Metro de la Ciudad de México, la elaboración el logo de DeTodo, que abrió sus puertas al público en 1973.
Dicho logo, convertido en una esbelta escultura de color amarillo, fue colocado en la explanada que da a Félix Cuevas, a un lado del restaurante Dennys que ahí se construyó entonces, donde hoy hay un Vips.
Wyman se inspiró en el poema mural de su amigo Goeritz “Pocos Cocodrilos Locos” (una extraña escultura que estaba adosada a un edificio del arquitecto Ricardo de Robina, en la calle de Niza de la Zona Rosa, construido en 1967) y en otros poemas visuales del mismo artista, como el “Eco del Oro”, de 1966. El diseñador vinculó el poema mural con el nombre de la tienda, un nombre muy fácil y descriptivo. Curiosamente y no tan coincidentemente, en la tienda de Félix Cuevas, la entrada estaba decorada con un relieve parecido al “Eco del Oro”, sólo que no era un poema, sino el logo DeTodo, la escultura de Goeritz hecha para el almacén. Goeritz diseñó también las lámparas que habrían de iluminar la tienda, un estilo bastante similar al de las lámparas de la Iglesia de la Medalla Milagrosa, una hermosa construcción ubicada en la calle Ixcateopan de la colonia Vértiz Narvarte, relativamente cerca de DeTodo, en la que colaboró junto con los arquitectos Félix Candela y José Luis Benlliure.
Además del almacén propiamente dicho, con sus departamentos de ropa, calzado, abarrotes, salchichonería, artículos para el hogar, ferretería, jardinería y frutas y legumbres, DeTodo contaba con una farmacia, un área de comida rápida (en la que estuvo durante muchos años un popular expendio de comida china), y un pequeño centro comercial adyacente en el que había una serie de establecimientos de los más variados giros. Contaba con un estacionamiento subterráneo, que se conserva tal cual, en el que había también una serie de locales comerciales. En un segundo piso, al que se accedía por escaleras eléctricas, estaba una gran juguetería y el departamento de telas, así como un área de mueblería y electrónica.
Era célebre cada año su Venta Monstruo, que iniciaba en noviembre y se prolongaba más de un mes. Durante esa campaña, la tienda se poblaba de enormes dinosaurios y otros seres monstruosos y ofrecía promociones especiales y ofertas muy atractivas. Muchas familias acudían sólo por disfrutar tan peculiar decorado, que incluida por supuesto tanto el interior como el exterior del supermercado, hasta la acera de Félix Cuevas.
DeTodo fue adquirido en 1999 por la empresa trasnacional estadunidense WalMart, que la convirtió en uno de sus decenas de supermercados con que hoy cuenta en todo el país. Walmart de México cerró la tienda durante siete meses aunque sólo adaptó y remodeló el mismo galerón que ocupaba la tienda mexicana y remodeló el centro comercial. Varios de los negocios ahí instalados, permanecieron en funciones. Hoy sobreviven aun siete de esos establecimientos originales.
En el sótano están todavía inaa óptica, la Cerrajería DeTodo, una relojería y la tienda de comida árabe, fundada en 1992, así como un taller de reparación de aspiradoras y otros aparatos eléctricos, escondido desde 1989 bajo las escaleras eléctricas que conducen a la planta baja de la tienda de autoservicio. Es posiblemente el más antiguo de todos los negocios particulares que permanecen.
En el centro comercial superior están todavía la tienda de marcos. Originalmente se llamaba Marcos a la Medida. Hoy, su rótulo pone Marcos y Molduras. Está también un negocio de aparatos ortopédicos, Orto-Flex, y otro de reparación de calzado, el Súper Hospital de Calzado, que ocupó originalmente otro local cercano al actual.
En esa área estuvo, por la parte exterior que da a la calle San Francisco, una veterinaria y peluquería de perros en la que se vendían cachorros, peces y hámsters. Ese mismo negocio, Clínica Veterinaria Empire, se encuentra ahora a media cuadra, en Félix Cuevas 301. La escritora Elena Poniatowska recuerda que muchas veces llegó a ese establecimiento acompañada del genial cineasta español, Luis Buñuel, que vivía frente a la tienda.
“Buñuel acostumbraba pedir que atravesáramos la calle de Félix Cuevas para ir a una tienda llamada DeTodo, casi frente a su casa de Privada de Félix Cuevas 27”, relató la autora de La noche de Tlatelolco en un artículo publicado en el diario español El País. “Íbamos a pie y para cruzar me tomaba del brazo. En unas jaulas blancas vendían unos ratones-hámsters también blancos con el borde de los ojos color de rosa. Allí permanecíamos horas. ‘Tú a veces pareces hámster’ -me decía-. Los hámsters nos miraban con sus ojos bulbosos y Luis les sonreía. ‘También a ti te sonrío’ -me consolaba-“.
En otro texto Elenita detalló: “Siempre le llamaron muchísimo la atención los ratones. Íbamos a ver hámsters y ahí estábamos agachados, ni los comprábamos ni nada, sólo viendo los ratones. Me decía: ‘mira, este va a ser muy bueno, este es malo, este es un avaro, esta es una coqueta’, como si estuviera hablando de gente, y los veía como si fueran gente”.
DeTodo era más que una tienda de autoservicio, un lugar de encuentro de las familias juarenses, particularmente de las colonias sureñas de la demarcación, como la propia Del Valle Sur, Tlacoquemécatl, Actipan e Insurgentes Mixcoac. Todo un icono.
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