Esta semana se celebró el Día Internacional de la Mujer. Hay quienes desafortunadamente opinan que no hay motivo para festejar los derechos de las mujeres, pero también hay quienes aprovechamos esta fecha para impulsar el cambio y lograr la igualdad de acceso a oportunidades entre hombres y mujeres en nuestro país.
Celebrar el Día Internacional de la Mujer es una valiosa oportunidad para reconocer los logros alcanzados y recordar las injusticias que motivan más acciones para incidir de manera significativa en la reducción de las brechas de género.
La máxima participación de las mujeres en la vida política y económica, así como la prestación de los servicios públicos con una perspectiva de género, no sólo permitirá el pleno ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, también hará posible el pleno desarrollo de las naciones y la consecución del bienestar social.
Es cierto, nuestro país tuvo un repunte en el “Reporte Global de Diferencias de Género 2010” del Foro Económico Mundial, gracias a la mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral, al incremento en los salarios estimados de las mujeres y al aumento en el número de mujeres que ingresan a la educación superior. Sin embargo, a lo largo del territorio nacional se continúan registrando diferencias reprochables y el Distrito Federal no es la excepción.
Aquí en el Distrito Federal hay cifras significativas que demuestran dicha desigualdad: De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, las mujeres capitalinas continúan siendo víctimas de la violencia en los ámbitos del hogar, escolar, laboral y social. Alrededor de 3 millones ha padecido alguna forma de violencia familiar o patrimonial y el 41% de las mujeres casadas o unidas se encuentran bajo alguna condición de violencia, ya sea emocional, económica, física o sexual.
Es indispensable lograr que las mujeres capitalinas hagan conciencia de que sus parejas no pueden decidir por ellas. No deben permitir que les digan cómo vestirse, que usar o que no. No pueden decidir sobre sus amistades, ni mucho menos que las traten a gritos, insultos o que las sometan a humillaciones y bajezas. Mucho menos, que les pongan una mano encima.
Lamentablemente, la mayoría de las agresiones no se denuncian y quedan impunes, ya sea por la falta de confianza en las instituciones judiciales, por el miedo a sufrir represalias o simplemente porque se minimizan los ataques. Es urgente revertir esta tendencia para que la disminución y la erradicación de la violencia contra la mujer, sea uno de los principales motivos para conmemorar un día como este.
Es innegable que la mujer juega un papel preponderante en el sostén de las familias capitalinas. Los últimos datos arrojados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística señala que en el Distrito Federal, el 31. 4 por ciento de los hogares son encabezados por una mujer –en el año 2000, era el 25.8 por ciento-.
No debemos olvidar a las mujeres que dedicaron su vida para que podamos tener un México más igualitario; pero también es necesario que las mujeres de hoy trabajemos para heredar más y mejores oportunidades a las próximas generaciones.
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