Oficializa el INAH el hallazgo de osamentas en el predio ubicado en la esquina que forman las avenidas Cuauhtémoc y Obrero Mundial. Con la demolición desaparecieron vestigios de lo que fue el templo de Nuestra Señora de La Piedad y una ermita donde vivió el traductor del indio Juan Diego.
Francisco Ortiz Pardo
El derribo avalado por la Delegación Benito Juárez de un edificio con valor artístico catalogado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en la esquina de Obrero Mundial y Cuauhtémoc, en la colonia Narvarte, puso al descubierto vestigios arqueológicos, según reconoció por escrito el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Ese hallazgo, sin embargo, no implicó la suspensión de la construcción de un estacionamiento de 11 niveles, que de acuerdo con un proyecto al que tuvo acceso Libre en el Sur, funcionaría como una concesión privada, aunque el terreno es propiedad del Gobierno del Distrito Federal y en una mínima porción se ubicarían oficinas de la Procuraduría y la Policía capitalinas.
En el oficio 401.F(4)50.D2014 del 2 de mayo pasado, con membretes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y del INAH, el director de Salvamento Arqueológico de ese Instituto, Salvador Pulido Méndez, asentó que, de acuerdo con una visita de inspección del 1 de abril de este año se constató el “alto potencial arqueológico” en el predio, y le fueron entregados a su personal restos de huesos humanos. Añadió que la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario el gobierno capitalino, a petición del INAH, se encuentra realizando el trámite para dar inicio al salvamento arqueológico correspondiente.
Independientemente de que pudiese tratarse de restos prehispánicos, lo que no descarta el INAH en el documento, en 1564 se erigió ahí una ermita por encargo de Juan González y García, confesor del obispo Fray Juan de Zumárraga, obra que antecedió al templo de Nuestra Señora de la Piedad. Se dice que fue Gonzaléz y García quien tradujo las palabras del indio Juan Diego sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre de 1531 y que el sacerdote dominico –cuyos restos yacen en el altar mayor de la Catedral Metropolitana— se habría retirado a la ermita para llevar una vida de penitencia.
Con el derribo de la Octava Delegación de Policía, que fue destruido a pesar de que el INBA ordenó en tres oficios a la Delegación Benito Juárez que lo impidiera, desapareció también la barda perimetral de la ermita, que hasta el año pasado se conservaba la interior del edificio.
La misma Octava Delegación fue construida usando la estructura de lo que fue el antiguo templo de Nuestra Señora de La Piedad. Y también sus piedras. “En realidad aquí se dieron tres demoliciones en una”, ha dicho Christian Gallegos, vocero de la agrupación La Voz de Narvarte, que ha denunciado la destrucción.
De acuerdo con el testimonio de Ángel Fernández, vecino originario del pueblo de la Piedad, el camino que construyeron los aztecas hacia un islote, hoy correspondiente a la delegación Iztacalco, atravesaba lagunas y un río –al que se llamó después río de La Piedad— que se origina en Mixcoac hasta el vaso del Lago de Texcoco.
Tras la conquista de Tenochtitlan, en la segunda mitad del siglo XVI llegó a esa demarcación Juan González y García e inició la construcción de un conjunto de carácter religioso que abarcaba una ermita, una iglesia y un cementerio, junto con sus huertos y jardines. Arquitecto, filósofo, hombre de fe y cura, fundó de esa forma el pueblo de la Piedad, cuya iglesia albergaba como patrona y señora a la Virgen de La Piedad.
Los constantes desbordamientos del río –la inundación más grave afectó al conjunto religioso, llegando hasta cuatro metros de inmersión—, ocasionaban graves daños al templo y a la población, lo que provocó que el templo se deteriorara y empezara a sufrir abandono hasta quedar en el olvido, a pesar de tener en su interior importante arte sacro y elementos arquitectónicos de la época. Así que la iglesia fue seccionada por los constantes movimientos armados e históricos que acontecieron en el país, llegando a ser la garita de entrada a la ciudad por donde pasó el Ejército Trigarante rumbo a la toma de la capital del país.
Durante el hecho histórico conocido como “la decena trágica”, postrero a la Revolución Mexicana, se dio el intercambio constante de artillería entre las tropas leales al gobierno de Huerta y los revolucionarios que estaban apostados en el templo. Después se adaptó el conjunto religioso como cuartel militar. El inmueble sufrió modificación en su arquitectura original, conservando únicamente el atrio y la puerta de entrada del templo como vestigio de su construcción original, que fueron respetados a través de los años.
Con el tiempo, el inmueble albergó al H. Cuerpo de Policía, un dispensario médico y al H. Cuerpo de Granaderos, dando origen así al edificio de la Octava Delegación, recientemente demolido. Ese edificio fue escenario de películas (entre ellas de Cantinflas), series televisivas y demás eventos culturales.
“Este tipo de construcciones forman parte de la memoria urbana de nuestras colonias y de su momento histórico, son parte del patrimonio arquitectónico y cultural de la Delegación Benito Juárez, quien como depositario de ésta tiene la obligación de preservarla”, ordenó el INBA en oficios, con carácter “urgente”, dirigidos a Luis Vizacíno Carmona, director general Jurídico y de Gobierno de la DBJ.
Insólitamente en un documento con folio DGJG/CV/UDV-C/100/2014, del 7 de enero del 2014, la DBJ respondió al INBA, por “instrucciones” de Vizcaíno: “Del oficio supracitado no se desprende la dirección exacta donde se ubica la construcción u obra a verificar, manifestando que se encuentra en Avenida Cuauhtémoc s/n esq. Obrero Mundial, en la colonia Narvarte, sin señalar alguna otra referencia a efecto de identificar en cuál de las cuatro esquinas se encuentra dicho inmueble, por lo cual esta autoridad se encuentra imposibilitada para dar seguimiento a su solicitud”.
El reportero pudo constatar que la cimentación del nuevo edificio está avanzada, y que se sigue trabajando con gran movimiento de vehículos, maquinaria y personas a pesar de que la manifestación respectiva, exhibida en el acceso a la obra, venció el 21 de febrero pasado.
De acuerdo con el proyecto presentado por los vecinos inconformes, en el nuevo edificio estarán las oficinas de la misma Octava Delegación que fue removida, así como del Juzgado Cívico y la PGJDF. En el plano se observa que la mayor parte será destinada a estacionamiento.
El sábado 24 de mayo Héctor Rojas, que lideró el movimiento contra la edificación de departamentos el lujo dentro del Parque Hundido; Patricia Alfaro, quien detuvo la construcción de baños en el parque de la colonia Postal; y María Luisa Rubio, de la organización Vive BJ, así como Tito Román y Verónica Caballero, activistas en la defensa del Polyforum Siqueiros, se sumaron entre otros al ‘abrazo’ simbólico convocado por La Voz de Narvarte en torno del predio ubicado en Obrero Mundial y Cuauhtémoc.
Los manifestantes exigieron al jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, que dicho terreno sea retribuido a los ciudadanos en forma de un espacio de recreación, al tiempo que denunciaban, con copia del proyecto en mano, la pretensión de construir en el sitio un edificio con 11 niveles de estacionamiento que beneficiaría intereses privados.
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