La arbitrariedad y anarquía con la que funciona la empresa Ecoparq, una concesionaria del gobierno de la Ciudad de México para administrar parquímetros, contra la que se suman quejas por abusos, tuvo de ejemplo elocuente la retención, con inmovilizador, de una camioneta que transportaba niños de una estancia infantil, que ni siquiera ocupaba una zona de parquímetros.
Efectivamente, poco después delas 15 horas de este lunes 9, el vehículo con placas 1-DGZ, en color amarillo característico del tranporte escolar y con una inscripción de la Estancia Infantil Dolores del Río, de la Asociación Nacional de Actores, se estacionó unos momentos frente al Estadio Azul de futbol y la tienda Superama de la colonia Ciudad de los Deportes, en la Delegación Benito Juárez, a fin de que descendiera uno de los pequeños, cuando repentibamente y por sorpresa llegó el empeleado de Ecoparq, Ángel Salinas, a imponer el candado en la llanta delantera izquierda.
No medió ni una advertencia al chofer de que se encontraba en un lugar prohibido y por tanto se debía retirar. A pesar de que en dicha colonia opera el sistema de parquímetros, en el sitio en que se estacionó la camioneta no hay ninguna marca o balizamiento que delimite un espacio usufructuado, y en consecuencia no justificaba la sanción de Ecoparq y mucho menos la retención del vehículo con los niños, sino acaso una infracción “in situ” por parte de la policía de tránsito.
Al percatarse del hecho un grupo de vecinos se fue juntando en el sitio para exigir tanto al empleado de Ecoparq como al oficial que lo acompañaba la liberación del vehículo. “¡Son niños, son niños! ¿Qué no lo ven?”, exclamó un de ellos.
Mientras Salinas se negaba a retirar el candado con el argumento de que recibió la orden del oficial, de nombre H. Ramírez, el policía hacía llamadas teléfónicas y en otros ratos se defendía con el argumento de que el Reglamento de Tránsito lo facultaba para usar el inmovilizador de una empresa privada aunque no se tratara de una infracción de parquímetros.
Ante la presión de los vecinos, que fue en aumento, finalmente el inmovilizador fue retirado. El empleado de Ecoparq se limitó a repetir una frase que ya es tradición en el contexto de estos abusos: “Si quiere llame y quéjese”.
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