Libre en el Sur

Mamás en pandemia / Freno de mano

Ese freno me hizo reinventarme, darme cuenta que podía hacer las cosas de una forma distinta, crear cosas nuevas para mi trabajo, el regresar a cocinar por el placer de hacerlo, descubrir que la panadería nos sale muy bien, la cocina se volvió un espacio para disfrutar en familia.

POR MONTSERRAT BELTRÁN

Ser mamá se puede pensar que es fácil, ser una buena madre puede sonar un poco más difícil pero ser una excelente mamá durante una pandemia es todo un reto.

Me ha tocado vivir la pandemia del COVID-19 acompañada de mi marido (quien viajaba todas las semanas por trabajo) y de mis hijos (un joven de casi 23 años y una jovencita de 20 años).

Para mí el Covid ha sido como tirar el freno de mano de un automóvil; así de golpe se paró el mundo y nuestro micro mundo al cual llamamos hogar. De pronto nos encontramos toda la familia “encerrada” en nuestra propia “casa”: cuatro adultos bajo el mismo techo 24/7.

En un principio salir me robaba toda la energía, debía continuar con mi trabajo, no quería exponer a nadie; así que era yo quien saldría para hacer todas las compras, si alguien se iba a contagiar que fuese yo, ni mi marido ni mis hijos los quería enfermos, yo sería un escudo protector para ellos. Tenía que cuidarme al máximo, pues sabía que podía contraer el virus y contagiarlos.

Sin darme cuenta ese freno me hizo reinventarme, darme cuenta que podía hacer las cosas de una forma distinta, crear cosas nuevas para mi trabajo, el regresar a cocinar por el placer de hacerlo, descubrir que la panadería nos sale muy bien, la cocina se volvió un espacio para disfrutar en familia.

Había que ordenar todo aquello que siempre se quedaba pendiente por mi trabajo. Era importante acondicionar los espacios para las clases en línea, el home office y para nuestra vida privada.

Después de más de 365 días de su “nueva normalidad” (término que no va conmigo) hay días buenos y otros difíciles, hay momentos de mucha tensión, en ocasiones queremos salir corriendo, deseamos convivir con amigos, familiares o simplemente ver otras caras. El salir a caminar 30 minutos resultó una gran terapia, pues ayuda a despejar nuestras mentes (Chapultepec es mi refugio).

Puedo confirmar que las cosas simples son las más importantes, con menos somos más. Estoy convencida que el amor de madre mueve montañas (sin olvidar que no somos de acero), hemos escuchado que ser mamá es la unión de varias profesiones; en estos momentos he tenido que hacer maestrías en todas ellas. 

La vida siempre nos pone a prueba, nos hace reinventarnos y sacar lo mejor de nosotros. Mi mano y corazón estarán siempre para mis hijos, mi marido y para todas las personas que habitan ahí.


Diseñadora gráfica.

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