Es tan brutal el cambio en mi ser yo mamá, que lo olvidé por completo.
POR GABRIELA URIBE ARAGÓN
Soy una mujer de 47 años que soñó con algún día ser madre de una niña. Cuando al fin lo logré, sucedió exactamente lo que nos pasa a todos con nuestros deseos más imperiosos, fui la más feliz del universo. Acto seguido, me puse a leer todo lo relacionado con cómo ser mamá, cómo educar a un nuevo ser, etcétera.
Según mis cálculos todo marchaba a la perfección, entonces; pero llegó este monstruo llamado COVID-19, que además se convirtió en ¡pandemia! Y así llevamos cuarentena, sesentena, ochentena, noventena… hasta llegar al presente, casi año y medio, donde me enfrento a una pregunta existencial: ¿en serio soy madre?
Cuando me encuentro en mi casa, con actividades como, por ejemplo, apoyar a mis hijos en sus deberes escolares, pensar y decidir los alimentos que vamos a requerir durante nuestro confinamiento, realizar labores del hogar que son impuestas a las mujeres que además somos madres y que en apariencia me gusta realizar o disfruto realizarlas, ¡sorpresa!: No me gustan, ni las disfruto, ni me interesan. Me confrontan muchísimo con mi ser feminista, en el que considero seriamente volver a la oficina aunque eso signifique exponerme al contagio.
Luego respiro y comienzo a practicar yoga; eso seguro me calma y me ayuda a encontrarle el disfrute a todo este embrollo. Pronto comienzo mi ascenso a la cuasi locura, primero me deprimo, luego me da ansiedad, ataques de pánico; y vuelvo a lo mismo una y otra vez: el círculo de todos tan temido.
Mis hijos y esposo se preocupan y tratan de apoyar mi estado de ánimo con todo lo que consideran agradable para ellos, me miman y me procuran en todo; sin embargo, es tan brutal el cambio en mi ser yo mamá, que lo olvidé por completo.
Me enfrento a un “sálvese quien pueda” y entonces, como todo pasa en la vida, después de la tormenta llega un poco de calma.
El cambio en mi forma de vivir está dado, no hay vuelta atrás. Mi ser yo mamá llegó a buen puerto con el acompañamiento de mis seres queridos, aunque por el momento estoy en el día a día, un día a la vez, no está nada fácil. Pero por ganas no va a quedar.
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Psicoterapeuta. Maestra en Ciencias.
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