El escritor y crítico literario José de la Colina, uno de los ensayistas fundamentales de la literatura mexicana y quien formó parte del círculo cercano de Octavio Paz, murió este lunes a los 85 años de edad.
Milenio Diario —publicación de la cual era colaborador— lamentó la muerte del escritor en su casa de la colonia Florida, al sur de la Ciudad de México. En tanto, la Secretaría de Cultura también lamentó el fallecimiento del escritor, a quien destacó como un periodista, ensayista literario, ganador de la Medalla Bellas Artes en 2009.
Para José de la Colina, la imagen del mundo no existe antes de su acto de creación y la erige a medida que escribe. “Yo no tengo historias por contar, personajes a los cuales describir, porque esas historias, esos personajes los voy descubriendo a medida que escribo”, afirmaba el ensayista y narrador de origen español.
Exiliado en México después de la Guerra Civil, tiene detrás de sí un amplio camino transitado en el cual es imborrable la huella de su trayectoria dentro del mundo del periodismo cultural y de la literatura.
Nació el 29 de marzo de 1934 en Santander, España. Como consecuencia de la Guerra Civil Española y siendo él todavía un niño, su familia se vio obligada a refugiarse en países como Francia, Bélgica, República Dominicana y Cuba hasta que finalmente, en 1940, arribaron a México.
En este país se formó —según lo declaró a través de algunas entrevistas— en el Colegio Madrid y en las calles de la Ciudad de México. Obligado por su padre a elegir entre estudiar o trabajar; todavía siendo un niño y sin una vocación clara en ese momento, comenzó un recorrido por varios trabajos, que lo llevaron principalmente al medio radiofónico para fungir como escritor de guiones.
Al cumplir 18 años decidió dedicarse completamente a la literatura e incursionó como periodista. En 1955 apareció su primer libro Cuentos para vencer a la muerte, texto que, de acuerdo con el propio autor, representa a un José de la Colina con “una visión adolescente del mundo que me duró demasiado”. Un “libro cero”, afirmó.
El exilio en México
Aunque el exilio suele ser reconocido como el abandono forzoso del país de origen, el autor llegó a asumir la idea de que “todos somos exiliados: comenzamos expulsados del vientre materno, luego somos expulsados de la infancia, de la juventud, etcétera. Yo he sido sucesivamente exiliado de España, Francia, Bélgica, República Dominica, Cuba, y México (aunque luego retorné); exiliado de varios periódicos (ahora soy exiliado de la revista Vuelta), y me faltan unos cuantos exilios más, hasta el definitivo”, llegó a afirmar en algún momento.
Para el autor, ese momento de su vida —en la década de los años 50— representó una etapa de rompimientos, pues estuvo llena de conflictos con la familia, de salidas de su casa y retornos a ésta, pero sobre todo “de una lectura ávida de toda clase de libros” que lo llevaron a descubrir autores como Stendhal, Baroja, Conrad, Faulkner y Thomas Wolfe.
En 1959 publicó —con ayuda de la Universidad Veracruzana— Ven caballo gris, una colección de cuentos. En colaboración con la misma universidad, en 1962 apareció La lucha con la pantera, a estos le siguieron títulos como La tumba india (1984), Los viejos (1971) y El crimen en el cine (1977), éste escrito en colaboración con Carlos Monsiváis.
El periodista
De su labor en el periodismo cultural, quedan como testigos los trabajos publicados en medios como Nuevo Cine, Plural, Milenio diario, Revista de la Universidad de México, La Nouvelle Revue Francaise, Revista Mexicana de Literatura y Vuelta, entre otras.
En 1982 inició, con Eduardo Lizalde, “El semanario cultural del diario Novedades”; un año después de comenzar dicha empresa, Lizalde se retiró del proyecto. En 1984 De la Colina recibió el Premio Nacional de Periodismo Cultural por su labor al frente de dicho suplemento, puesto que ocupó durante 20 años.
Fruto de su evidente pasión por el cine, en ese mismo año publicó El cine del “Indio” Fernández y Luis Buñuel. Prohibido asomarse al exterior, en colaboración con Tomás Pérez Turrent.
A pesar de los años su labor literaria nunca ha parado, pues en 2005 regaló al público un texto más bajo el título Zigzag, en el cual se incluyen memorias, artículos, ensayos y relatos, luego de esto escribió Cine y literatura: veinte narraciones y De libertades fantasmas o de literatura como juego.
La obra del maestro José de la Colina ha sido galardonada en diversas ocasiones: en 2002 le fue otorgado el Premio Mazatlán de la Literatura por su libro Libertades imaginarias. Para celebrar su 70 aniversario se realizó la mesa redonda “José de la Colina. A sus 70 años”, en la cual se reconoció su labor en el ámbito cultural. En 2005 se celebró el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, en el cual fue reconocido; finalmente, en 2014 recibió el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores.
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