Libre en el Sur

Mulas y bueyes

“Imposible escoger yeguas o toros de lidia en una clase política medicocre que carece de visión de estado”.

“Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo.” Confucio.

Más de una vez he escuchado a las y los políticos afirmar que tal o cual presidente es un estadista, y me parece que la gravedad de los problemas estructurales del país reflejan que no hay nada más alejado de la realidad. Seguramente están  preguntando ¿qué carambas es eso de la visión de Estado? Al respecto la idea de visión de Estado implica tener una comprensión clara, amplia y profunda de los problemas públicos que afectan a la población; así como la capacidad técnica necesaria para elaborar y ejecutar adecuadamente políticas públicas y programas de gobierno a fin de que los problemas citados sean resueltos definitivamente. Así, las y los políticos con visión de Estado tienen diferentes ideologías, creencias y afiliaciones políticas pero los une el objetivo común de planificar e implementar políticas de largo plazo que beneficien a la población. Nada de intereses de partido o decisiones cortoplacistas como desafortunadamente sucede en nuestro México.

A mi parecer ésto sucede en gran parte porque la mayoría de quienes conforman la élite política desconocen tanto la historia, el desarrollo, la estructura y el funcionamiento del sistema político y jurídico mexicano. Además, esas élites, sobre todo la que detenta el poder gubernamental, no son capaces de escuchar a los especialistas, a los sectores de la sociedad civil y a la ciudadanía. Y si tienen mayorías legislativas, tampoco suelen tomar en cuenta el punto de vista de las minorías. A manera de ejemplo, durante las últimas legislaturas, en muchas ocasiones, la mayoría en el poder legislativo federal ha simulado espacios de participación y colaboración con la sociedad civil en los procesos legislativos como los parlamentos abiertos cuyas conclusiones, en general, no fueron tomadas en cuenta en las reformas constitucionales y legales que aprobaron .

Por otra parte, a un sistema presidencial medianamente democrático como el nuestro le resulta más difícil implementar políticas de largo plazo. Así, en muchas ocasiones, cuando hay un cambio en la institución presidencial, ya sea del partido en el poder o la oposición, no se efectúa una evaluación de las políticas públicas que mostraron avances en la resolución de ciertos problemas públicos.

La falta de visión de Estado también está presente en la campaña presidencial actual. En general existen pocos puntos de coincidencia entre las candidatas y el candidato que están en la competencia. Además, sus declaraciones y exposiciones  reflejan que carecen de un conocimiento integral general del sistema político y jurídico del país que quieren gobernar y reformar.

Como ciudadana no pretendo que las élites políticas sean expertas en muchas materias pero sí que tengan una idea mínima de la construcción y el funcionamiento del Estado “federal” mexicano. Para cambiar ésto se requiere una sociedad civil más activa y una ciudadanía informada y comprometida con la participación en la cosa pública que opte por una clase política  realmente preparada para ejercer una función pública.

Mientras eso suceda, muchas ciudadanas y ciudadanos seguiremos padeciendo gobiernos de mediocres a malos porque al estar limitada nuestra participación política  prácticamente al voto activo,  con estas mulas o  bueyes tendremos que arar otro sexenio. 

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