Construir una identidad en términos colectivos, es decir sociales, es un proceso dinámico, que involucra diversos factores y en el cual la juventud debe adquirir un rol protagónico. Se trata de un avance, un tránsito en el cual los individuos identifican similitudes y, en determinados contextos, constituyen una pluralidad organizada. Representa también un componente crucial en el funcionamiento de la sociedad pues mediante ella diversos colectivos construyen símbolos, se relacionan.
Consiste también en la oportunidad para testimoniar episodios socio-históricos que por su complejidad demandan diversas narrativas y relatar otras realidades. Tienen hoy los jóvenes la ocasión propicia para llevar a cabo una integración cultural, donde sean ellos, quienes mediante la construcción de identidad puedan ir más allá de la simple adaptación o actualización.
Si los tiempos actuales demandan renovar o encontrar nuevos pactos sociales, será mediante las diferentes identidades juveniles que se pueden celebrar. Es improcedente marginarlos y relegarlos de la toma de decisiones, distanciarlos como consecuencia de la falta de integración al ejercicio democrático y alejarlos del poder real.
Integración cultural necesaria para entender fenómenos sociales manifiestos tales como la indiferencia, la apatía, la no participación, los cuales no se dan de manera espontánea ni como destino ineludible de cierta edad biológica. Se trata de problemas políticos, y por lo tanto se pueden resolver mediante mecanismos políticos, sin individualismo.
Construir identidades atraviesa también por definir la relación con lo otro, con la alteridad. Los tiempos actuales evidencian que actuar de manera aislada reditúa poco y es fundamental construir redes sociales horizontales que generen cohesión e identidad colectivas encaminadas. Mecanismos con canales de comunicación amplios, en múltiples direcciones que permitan construir lazos solidarios y con la igualdad como valor fundamental.
Lo anterior puede propiciar que esas diferentes realidades, en un aprendizaje continuo, adquieran conciencia respecto a la necesidad de transformar la sociedad en el largo plazo, donde las diversas identidades juveniles forjen el carácter de verdaderos nuevos sujetos con estima de sí mismos y con derechos plenos. Derechos y garantías que están consagrados en nuestra Carta Magna y en la Ley de los Derechos de la Personas Jóvenes en la Ciudad de México.
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