JORGE CERINO
Pese a no tener aire, investigadores detectaron la presencia de hematita en la Luna –una forma de óxido que normalmente requiere oxígeno y agua–, según una investigación publicada en la revista Science Advances. El estudio utilizó datos del orbitador Chandrayaan-1, de la Agencia india de investigación espacial, responsable del descubrimiento de agua en forma de hielo y de trazar un mapa de una variedad de minerales cuando examinó la superficie lunar en 2008.
Marte, por ejemplo, es conocido por su color rojizo debido a la herrumbre en su superficie, resultado del hierro más el oxígeno y el agua alguna vez existentes en el planeta. No obstante, aunque contiene hierro en su superficie, la Luna no es un lugar idóneo para la formación de óxido, por lo que el descubrimiento es desconcertante, aunque no inexplicable.
Debido al viento solar, la Luna recibe hidrógeno a través de esta corriente de partículas cargadas emitidas desde el sol. El hidrógeno dificulta la formación de hematita, al inhibir la oxidación, agregando electrones a la materia con la cual interactúa, proceso contrario a la oxidación. Pese a esta dificultad, los investigadores están convencidos de que los datos provenientes del Chandrayaan-1 pertenecen a los espectros, o luz reflejada en las superficies, característicos de la hematita y proponen una posible explicación en su estudio.
La explicación consta de tres puntos. Primero, el oxígeno necesario podría provenir de la Tierra. En 2007, el orbitador japonés Kaguya descubrió que algunas trazas de oxígeno pueden viajar desde la atmósfera superior de la Tierra hasta la Luna a través del campo magnético. Los datos revisados en el estudio apoyan esta teoría, pues una mayor cantidad de hematita se halló del lado de la Luna más próximo a la Tierra.
En cuanto al hidrógeno proveniente del viento solar, el campo magnético de la Tierra también juega un papel importante al respecto. Éste es capaz de bloquear hasta el 99% del viento solar en la Luna durante ciertos períodos de la órbita lunar, abriendo una oportunidad ocasional para la formación de óxido. Si bien la Luna tiene agua en forma de hielo en cráteres de su lado más distante, el estudio se concentra en las moléculas de agua que podrían arrancarse de estos cuando partículas de polvo espacial impactan la superficie lunar.
De acuerdo a los científicos, este polvo también podría arrastrar consigo moléculas de agua, por lo que en momentos adecuados, cuando la Luna está protegida del viento solar y hay oxígeno presente, podría producirse una reacción química induciendo la oxidación y la formación de hematita. No obstante, aún debe investigarse cómo interactúa el agua con las rocas de la superficie y por qué se han formado pequeñas cantidades de hematita en el lado distante de la Luna, donde el oxígeno de la Tierra no debería de llegar. Este modelo también podría explicar la hematita hallada en otros cuerpos celestes carentes de aire, como los asteroides.
Actualmente, la investigación espacial y en particular de la Luna se encuentra en auge, principalmente por los planes de Estados Unidos de enviar una nueva misión humana a la Luna en 2024. En la actualidad, existen varias investigaciones en progreso, orientadas a hacer posibles los planes estadounidenses, entre las que se encuentran el desarrollo de un reactor nuclear para proveer de energía a las misiones en el satélite, así como la investigación de un hongo de Chernóbil como posible escudo contra la radiación en los viajes espaciales.
Este nuevo descubrimiento de rastros de óxido en la Luna da idea de los complejos procesos químicos que podrían suceder en la Luna y aún son desconocidos. Para dar respuesta a las distintas hipótesis de los científicos, serán necesarias futuras misiones de investigación al satélite de la Tierra, consideran los expertos.
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