Libre en el Sur

Pinta ahora la ABJ réplicas de arte prehispánico del Parque Hundido… ¡y arruina único museo-jardín arqueológico de la CDMX!

Figura recién pintada. Perdió todos sus características originales. Foto: Libre en el Sur

FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI

Personal de la alcaldía de Benito Juárez pintó de color arena,  sin ningún criterio científico ni estético, reproducciones de piezas arqueológicas que mostraban con fidelidad formas, colores y texturas de las esculturas originales… como si se tratara de monigotes de yeso.

Las réplicas, elaboradas  en fibra de vidrio hace casi 50 años, formaban parte del único  museo-jardín arqueológico de la Ciudad de México,  que queda ahora definitivamente desvirtuado.

Pieza recién pintada. Perdió todas sus características originales. Foto: Libre en el Sur.

 

Hace apenas una semana, Libre en el Sur denunció en su portal informativo que la dirección general de Servicios Urbanos de la Alcaldía juarense, a cargo de Jorge Ceballos Debeze, consumó un verdadero atentado histórico al cubrir también con pintura, en lugar de limpiar mediante las técnicas requeridas, un barandal de cantera centenario que funcionó como balcón para los paseantes del propio Parque, en su colindancia con la calle General Porfirio Díaz.

Dicha balaustrada fue colocada a principios del siglo 20, cuando los terrenos llenos de hoyancos y socavones debido a  la extracción de arcilla efectuada por una fábrica de ladrillos, la Nochebuena, fueron sembrados de diversas especies de árboles para crear un bosque, al que se denominó Bosque de la Nochebuena, luego de que la factoría dejó de operar en 1896.

“La abuelita” de La Venta, Tabasco. Irreconocible. Foto: Libre en el Sur.

Así era “La abuelita”. Foto: Especial.

 

En 1930, cuando se abrió la avenida de los Insurgentes hacia el Sur, ese predio de casi 10 hectáreas  fue convertido en un parque público, para lo cual se formaron las primeras calzadas y andadores y se instalaron dos fuentes de estilo japonés.

Cuarenta años después, en 1972, el parque fue objeto de una remodelación total, para lo cual se aprovecharon las hondonadas y depresiones  dejadas por las excavaciones. Se le impuso el nombre oficial de “Luis G. Urbina” en honor del poeta mexicano y se instalaron en él 53 reproducciones de piezas prehispánicas para conformar el único museo-jardín arqueológico de la capital.

 

Las rutas del Parque Arqueológico. Desaparecieron. Foto: Libre en el Sur

 

Como aun se ilustra en un deteriorado panel de acrílico instalado en la parte trasera del Parque, se establecieron seis rutas para repasar las figuras correspondientes a cada una de las culturas maya, olmeca, totonaca, huasteca, oaxaqueña y del altiplano, definidas por líneas de colores blanco, amarillo, verde, rojo, azul y vino marcadas sobre las calzadas.

Como si fueran monigotes de yeso. Foto: Libre en el Sur.

 

Las réplicas de fibra de vidrio fueron elaboradas por un especialista, el ingeniero Daniel Ríos Zertuche, bajo la supervisión un autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En cada pieza se colocó una placa metálica en la que se especificaban las características de su original, su procedencia y su ubicación actual.

El Atlante de Chichén-Itzá. antes de ser pintado por la alcaldía. Foto: Libre en el Sur.

 

Con el abandono en que han estado las figuras durante las recientes administraciones panistas de la demarcación, y las reiteradas intervenciones que ha sufrido el llamado Parque Hundido, las rutas arqueológicas desparecieron por completo y también la mayoría de las placas descriptivas. Libre en el Sur constató que faltan varias de las piezas, pues en un recorrido se contaron sólo 38.

Y ahora la Alcaldía dispuso cubrir las réplicas que quedan con pintura,  a brochazos,  con lo cual se da al traste con su apariencia original, que correspondía a las piezas originales de materiales muy diversos, resguardadas  en diferentes museos de la República Mexicana.

La evidencia de la pintura. Foto: Libre en el Sur.

 

Cubiertas de pintura y con un mismo color, además, la textura, las tonalidades y las formas de cada pieza original replicada en su respectiva reproducción –cuya elaboración implicó una labor complicada, costosa y muy cuidadosa–  se pierden por completo y todas adquieren una apariencia similar, absolutamente anodina.

Varias de las piezas ahí representadas corresponden a verdaderos íconos de las culturas prehispánicas, como la colosal Cabeza Olmeca de San Lorenzo, en Veracruz, esculpida en piedra basáltica; La Abuelita de la Venta, Tabasco; el Chac-Mol de Chichen-Itzá, una urna funeraria zapoteca de Monte Albán  y una estela maya de Yucatán, entre otras.

También el Chac-Mol. Foto: Libre en el Sur.

 

El 14 de marzo pasado se solicitaron a la Alcaldía de Benito Juárez sus puntos de vista o aclaraciones acerca tanto de la supuesta restauración con pintura  del barandal porfiriano como de la aplicación de pintura a las réplicas de piezas arqueológicas del llamado Parque Hundido. No ha habido respuesta.

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