GEMMY CAVI
A pesar de que la papaya es una de mis frutas preferidas, tan sólo el hecho de pensar en lo que representa pelarla y quitarle las cientos de semillas que contiene me da flojera y opto siempre por otra fruta más fácil o sencilla para degustar.
El caso es parecido a lo que me sucede con la piña. Adoro ese manjar; pero quitarle el cáscara y el llamado “corazón”; me hace voltear a buscar otro alimento de esa especie menos complicado para mi.
Precisamente hoy, me vi en esa disyuntiva cuando acudí a hacer mis compras semanales y, aunque ya la tenía en la mira, de un buen tamaño… a la mera hora decidí que las manzanas y los mangos son más accesibles para comerlos.
De regreso a casa, después de limpiar “el mandado” y ahora con más ahínco que nunca por aquello del mentado virus, retomé un trabajo en la computadora; claro antes de cerrar y dedicarme a otros menesteres, me distraje con interesantes artículos de un portal que se llama: Salud180.
Cual va siendo mi sorpresa, que entre las primeras menciones encuentro uno relacionado precisamente a la papaya y los beneficios que tienen esas negras y resbaladizas semillas que siempre terminan en la basura. Tampoco sabía que la papaya ayuda a reducir el riesgo de padecer cáncer, de acuerdo con un estudio de la Escuela de Agricultura de la Universidad de Hainan, Haikou, PR China.
Además, y para todas y todos aquellos que se deshacían de las semillas, les comparto que éstas ayudan a desintoxicar el hígado, riñones y aparato digestivo. ¿Cuál es el procedimiento para aprovechas sus bondades?
Aquí retomo los pasos descritos en el comentado portal:
Vierte en la licuadora 1/4 de papaya con 12 semillas y licúa. Toma este jugo en ayunas, durante un mes. Otra opción es triturar 10 semillas, mezclarlas con agua e igual tomar una vez al día en ayunas.
Y es que, a saber, las semillas de la papaya contienen carpaína, un alcaloide que sirve para darle jaque mate a los parásitos intestinales. Esto sin omitir su propiedad antiinflamatoria, que contribuyen a que el hígado depure las toxinas fácilmente y aceleran la digestión.
Con lo aprendido este día, segura estoy que no volveré a dejar fuera de mi lista, esa exquisita fruta y mucho menos desperdiciaré sus semillas para convertirlas en un excelente detox para mi.
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