Libre en el Sur

Precampañas electorales

Fenece el año y el calendario electoral marca el 14 de diciembre de 2017 como el arranque del periodo conocido como de “precampaña”. Durante los próximos 60 días la ciudadanía estará expuesta a 11 millones 184 mil anuncios en radio y televisión donde los partidos políticos verterán propuestas y perfiles.

La dinámica y lógica de mercado que se apoderó de la democracia representativa por lapsos ocasiona que los ciudadanos pierdan el foco al momento de conformar simpatías e intenciones de voto. La realidad de los años recientes nos demuestra que las jornadas electorales mutaron a una suerte de concursos de popularidad. Por ello resulta fundamental prestar atención a los planteamientos de fondo que puedan aparecer durante los próximos días.

En términos llanos, una condición objetiva presente en amplias capas de la sociedad es la necesidad de un cambio. Modificación de rumbo pero, principalmente de modelo político, una nueva manera de abordar los asuntos públicos y la capacidad de decisión y acción por parte de millones de mexicanos.

A título personal considero indispensable e impostergable fortalecer la democracia mediante mecanismos de participación ciudadana que permitan a más y más personas capacitarse y empoderarse económica, política, social y culturalmente. Abrir más canales para complementar a los partidos e instituciones, donde encuentren las herramientas para resolver dificultades y redimensionen la política.

Además de escuchar millones de mensajes vía los medios masivos de comunicación, desde los ámbitos de la sociedad en los que participemos es preciso pugnar y empujar por incluir en la agenda de las instituciones la atención de asuntos de extrema urgencia.

En primer instancia, incrementar el ingreso de las familias, mantener a los jóvenes en las aulas, propiciar el desarrollo integral desde la primera infancia, implementar una política industrial con enfoque de crecimiento interno, instaurar como política pública la cultura de no violencia de género contra las mujeres. La tasa de feminicidios, más allá de marcar el fracaso de un modelo, nos colocan en una situación de crisis humanitaria. Lo anterior, en un país que supuestamente forma parte de las 20 economías globales, es inadmisible.

Todos los días construimos la historia, pero es momento de cambiarla. Colocar a la política como medio para un fin, entendido como un concepto dinámico, en constante cambio y cuyo primer objetivo radica en disminuir considerablemente las asimetrías que reproducen y perpetúan el ciclo de la pobreza, arrojando como resultado entornos marcados por la injusticia y desigualdad, principal flagelo que se cierne hoy sobre más de 60 millones de mexicanos.

Son las precampañas un buen pretexto, un posible catalizador para repensar y recomponer los resultados de un modelo impuesto hace 35 años a nivel nacional y que funciona para muy pocos. Tenemos, una vez más, la opción de construir una nueva narrativa y acción en las cuales no nada más cuenta el puerto de llegada, sino el camino en el cual nos construimos como ciudadanos verdaderamente empoderados.

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