Para honrar el legado y aporte a la patria, las letras y la educación laica, el diputado José Alfonso Suárez del Real y Aguilera promueve que los nombres de Joaquín Fernández de Lizardi –quien escribió la celebrísima novela el Periquillo Sarniento, cuando vivió en Mixcoac, y Francisco José Múgica sean inscritos en letras de oro en el Muro de Honor del Pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Como legisladores tenemos la responsabilidad de fomentar el legado de personajes como Fernández de Lizardi y Francisco J. Múgica, por sus importantes aportaciones a la sociedad. Es importante que no olvidemos que dentro de nuestra labor como representantes populares, está promover los medios para la difusión y desarrollo de la cultura y educación, señaló Suárez del Real y Aguilera.
El legislador presentó una iniciativa al Pleno de este órgano legislativo, con el fin de reconocer el trabajo que en materia de educación, política, ética, impulso a la lectura, libertad de expresión y reconocimiento a los derechos de la mujer nos legó don Joaquín Fernández de Lizardi. Respecto del político, legislador y general revolucionario Francisco J. Múgica, resaltó su defensa por una Educación laica, la defensa del subsuelo, del campo y los recursos energéticos, entre otros.
El legislador de Morena destacó que el autor Fernández de Lizardi, también conocido como “El Maniático de la Educación”, fue pionero en la lucha de limitar el poder de la Iglesia Católica y pedir la separación de la iglesia y el Estado, generó un proyecto de escuelas de primeras letras, principal antecedente de la escuela pública, laica y gratuita; además fundó la primera biblioteca pública.
El también escritor, es el pionero de la novela del México independiente con su obra cumbre El Periquillo Sarniento, es iniciador de la novela moderna en América Latina, “hizo una obra que es, al mismo tiempo, política, literaria, periodística, sociológica historiográfica y lingüística”.
“El escritor mexicano no sólo aportó argumentos pedagógicos, políticos y éticos en favor de la educación pública gratuita; a la par, desarrolló un esquema de financiamiento de 34 escuelas, y fundó la Sociedad Pública de Lectura, cuyo objetivo era facilitar a la población de escasos recursos el acceso a periódicos y libros, acción que es considerada como el antecedente de los servicios de las actuales bibliotecas públicas”, subrayó.
Respecto de Francisco J. Múgica, lo calificó como un creyente absoluto en las reivindicaciones más importantes contenidas en los artículos 3, 27, 123 y 130 de nuestra Constitución Política, que se refieren a materias como la educación, el campo, el subsuelo y los recursos energéticos, la laboral, civilista y la de conciencia.
Constituyente, luchador de vanguardia, periodista limpio, político, legislador, agrarista, administrador, nacionalista y revolucionario, procedió con total independencia parlamentaria y de acuerdo con sus principios de hombre libre; hizo constar que estaba ajeno a combinaciones de intereses personales.
Tomó las armas para defender los ideales de la Revolución. “Múgica tenía una obsesión por rescatar el espíritu constitucionalista original: reclamaba siempre el regreso a la Constitución de 1917 como fórmula de salvación del país”, expresó Suárez del Real.
(En la foto, la casa donde Fernández de Lizardi escribió su obra magna, El Periquillo Sarniento, en la colonia Insurgentes Mixcoac, actualmente uno e los inmuebles utilizados por la Universidad Panamericana).
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