La cuarentena me ha dejado otra perspectiva de la vida. He podido reflexionar sobre mí y entonces tratar de tomar mejores decisiones, me he vuelto más creativa, he buscado una buena salud ejercitando mi cuerpo y he podido crear un vínculo más fuerte con mi familia. Estamos más cerquita, nos queremos más.
ARANZA MORA MURILLO / 13 AÑOS
Al principio me sentí medio rara, porque la gente decía que era el fin del mundo, se ponían locos y súper compulsivos, y ahí creí que teníamos que relajarnos un poco.
Luego, pensé que no iba a ser tanto problema, porque no soy mucho de salir, y entonces esto se extendió un mes, luego dos meses, y ahí ya me empecé a desesperar por tener la misma rutina todos los días, todo muy monótono e irrelevante: estar pegada a un computador para navegar en redes o interactuar en juegos virtuales, terminar todas las series existentes en Netflix, y así, lo mismo una y otra vez… Perder el tiempo.
Hasta que llegaron las clases virtuales y, aunque era una buena oportunidad para al menos, ver a mis amigos, resultó ser más tedioso de lo que pensé. Es más fácil distraerse porque no está la maestra en vivo, le cuesta explicarse y en lugar de enseñar, lo prioritario para ella es compartir la pantalla. Se vuelve un caos.
Claro, no todo es malo. La cuarentena me ha dejado otra perspectiva de la vida. He podido reflexionar sobre mí y entonces tratar de tomar mejores decisiones, me he vuelto más creativa, he buscado una buena salud ejercitando mi cuerpo y he podido crear un vínculo más fuerte con mi familia. Estamos más cerquita, nos queremos más.
Y mientras más me voy acercando a mi familia, más me alejo de mis amigos, y entonces los extraño. Mientras que en casa platico, reflexiono y me abro más, ellos, mis amigos, me quedan muy lejos y no puedo platicar con ellos más a fondo, sólo por el computador. Los extraño. Extraño también caminar por las calles sin usar cubrebocas o mantener una sana distancia. Extraño entrar a un lugar sin que me tomen la temperatura o me pongan gel.
Sólo espero que la gente tome más conciencia para que en un futuro podamos prevenir contagios de cualquier enfermedad, no sólo el COVID. Ojalá que esto no vaya a durar cinco años. Me gustaría que la gente siga aprendiendo sobre lo que estamos viviendo, porque hasta que las personas entiendan a la perfección lo que hay que hacer y lo que no, esto no se va a acabar.
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