El hoy candidato de MC a la ABJ descubrió en una comunidad purépecha su vocación
El joven abanderado es compositor, politólogo, gestor cultural y activista social. Actual consejero nacional de MC y delegado estatal de la Fundación México con Valores.
STAFF / LIBRE EN EL SUR
Rodrigo Cordera Hacker, el candidato que se prepara para entrar en campaña electoral el próximo mes en pos de la Alcaldía Benito Juárez por parte de Movimiento Ciudadano, suele esbozar una breve sonrisa cuando se habla de algo que le gusta. ¿Política del corazón?, se le pregunta sobre su concepto, bajo la duda de que los políticos no tienen en general buena fama justo porque piensan en sí mismos y prometen solo por la gestión del poder propio. “Sí, política del corazón”, responde. Sé que suena raro frente a las incongruencias que se dan en todos los partidos políticos, pero eso es posible. Los pocos que me conocen saben que yo defiendo una política no solo valiente, sino de la decencia. A mí me han insultado militantes tanto de Morena como de la Alianza opositora; de mí nunca recibirán un insulto”.
–Pero estarás en una campaña.
–Y contrastaré severamente las ideas, las propuestas, pero siempre con decencia.
Cordera Thacker es compositor, politólogo, gestor cultural y activista social. Actual consejero nacional de MC y delegado estatal de la Fundación México con Valores en la CDMX, se ha desempeñado profesionalmente como músico, compositor de cine y televisión, además de haber sido funcionario público en asuntos culturales diversos en el IMER, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y en la Secretaría de Cultura Federal.
Fue activista destacado por su participación en “Vecinos Unidos de BJ”, un colectivo de vecinos y damnificados surgido por un fenómeno de redes sociales tras los sismos del 2017 en la capital del país; e impulsor de la iniciativa “Vacaciones Dignas Ya” aprobada en diciembre de 2022 en el Congreso de la Unión y de la construcción de la agenda laboral del siglo XXI además de un sistema universal de derechos y cuidados, en donde las personas tengan acceso a la salud, a la educación pública de calidad y a un empleo decoroso que le permita a las personas vivir con dignidad.
Danielle Fanzi, un muy talentoso director escénico que ha trabajado entre muchos otros con el Cirque du Solei ha contado que inventó el llamado “teatro de la caricia” tras su experiencia con enfermos de India. Suena así el recuerdo que tiene Rodrigo Cordera acerca de la primera vez que algo lo movió para ir tejiendo esa idea de la “política del corazón”. Tenía ocho años, su madre solía llevarlo a diferentes pueblos originarios de México porque era funcionaria del Instituto Nacional Indigenista. En una comunidad purépecha conoció a un niño de su edad, Adrián, “del que me acuerdo perfecto de su cara hasta la fecha; tenía un problema cardíaco muy delicado”. Allí fue donde Rodrigo descubrió que otros pequeños no tenían las mismas cosas, que él era en realidad un privilegiado. “Ese niño no veía pelis de Disney ni tenía televisión. Lo que nos unió fue jugar futbol con un simple balón”.
El segundo momento significativo fue cuando lo invitaron en el 2016 a pintar, con otros chamacos, un mural contra Donald Trump en Ciudad Juárez, pues el ex presidente estadounidense había proferido insultos contra los mexicanos. Solo que allí se dio cuenta que los políticos profesionales solo usaban a chicos de secundaria para hacerse publicidad. En Juárez, Rodrigo conoció a una de esas jóvenes, que le contó que cada día, de ida y de vuelta, la acompañaban a su casa sus compañeros de la escuela. –¿Por qué –le preguntó a ella ante la respuesta obvia. “Pues es que aquí nos matan a las mujeres”.
Un tercer momento, definitivo para decidirse a participar en la política, ocurrió unos días después al terremoto del 2017, cuando varios edificios nuevos cayeron y él, compungido e indignado, decidió lanzar una convocatoria a protestar en favor de los damnificados. Su sorpresa fue que, cuando esperaba que al Parque de las Américas llegaran cinco o seis vecinos, llegaron 45. Un año después aceptó apoyar la candidatura de Paula Soto, por Morena, a la Alcaldía BJ. “Pero nunca he sido de Morena, como dicen. Hace tres años fui candidato por MC, que es el partido donde encuentro más afinidad con esta convicción de que las personas no deben padecer cosas que nos son indiferentes en la cotidianidad”.
Temas como el de la alarmante falta de agua, dice, es preocupación de los ciudadanos, no de los gobernantes. Y el cuidado del medio ambiente también, como en el caso de los vecinos que se opusieron a un pozo de extracción de agua en el parque de San Lorenzo, en la colonia Tlacoquemécatl Del Valle.
Pone como ejemplo de lo que le indigna que en muchos sitios de trabajo la gente no tuviera derecho a sentarse. Y entonces fue él mismo el que se puso a averiguar si en cualquier parte del mundo sería igual; descubrió que no, que ni en Perú ni en Estados Unidos a las cajeras, por ejemplo, se les obligaba a estar paradas todo el tiempo. Así le propuso a Patricia Mercado, la senadora, que promoviera la llamada “Ley Silla”, que por cierto acaba de ser aprobada.
“¿Ves? Eso es la política del corazón”, dice mientras vuelve a sonreír.
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