STAFF / LIBRE EN EL SUR
El grupo político de Ricardo Anaya en el PAN sacrificó a su aliado Jorge Romero Herrera, actual coordinador de los diputados locales del albiazul en la ALDF, a fin de tener el control de su próxima fracción de senadores, y frustró así la aspiración del ex delegado en Benito Juárez de encabezar la bancada entrante de diputados federales, lo que era clave para el futuro de su carrera política.
Considerado como el cacique del PAN capitalino, Romero Herrera buscaba “ganar perdiendo” y de esta manera rescatar el desarrollo de su carrera en devacle desde el Congreso, después de que en Ciudad de México al partido azul únicamente le ha quedado la Alcaldía en Benito Juárez, y no por méritos suyos.
En últimos días, en notas y columnas se identificó cada vez más a Romero como alguien cercano a Ricardo Anaya, el gran perdedor de la contienda presidencial, lo que expuso al juarense como pieza de recambio frente a los diferentes grupos panistas que han exigido que los anayistas se hagan a un lado.
De tal forma, la maniobra política para que el incondicional de Anaya, Damián Zepeda, se hiciera de la coordinación de la bancada en el Senado, fue que renunciara de manera repentina y subrepticiamente a la dirigencia nacional del partido y que Ricardo Torres asumiera como presidente en funciones, que de inmediato designó a Zepeda como coordinador de los senadores y al guanajuatense Juan Carlos Romero Hicks (de una de las expresiones contrarias), de los diputados federales.
Con esta idea, que implica el sacrificio de Jorge Romero y un fuerte golpe a su carrera política, tanto Anaya como Torres y Zepeda buscan que la designación del último no sea impugnada justo en un momento en que se pasan las facturas por la derrota histórica del 1 de julio pasado, donde el morenista Andrés Manuel López Obrador ganó con el 53 por ciento de la votación y dejó al PAN en un muy lejano segundo lugar.
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