Con los niveles más bajos de aceptación en las encuestas con miras a la elección federal de 2018, Miguel Ángel Mancera, jefe del Gobierno de la ahora Ciudad de México, antes Distrito Federal, se siente firme, confiado y respaldo por “las izquierdas” para ser su abanderado y competir face to face contra la izquierda aglutinada en el Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), encabezada por Andrés Manuel López Obrador, sin duda desde ahora el rival a vencer por todos los partidos que pretenden apoderarse de la Silla del Águila.
Para algunos analistas y con base en diversas encuestas, los Morenos pueden triunfar en el 2018 sin la necesidad de hacer ninguna alianza, en tanto que los otros dos partidos fuertes el Revolucionario Institucional y el de Acción Nacional pueden vencer al tabasqueño si realizan alianzas estratégicas con algunos de la chiquillada, o entre ellos mismos con tal de no dejar pasar al de Macuspana. Por su parte el otrora partido fuerte de izquierda y que llegará a aglutinar a diversas fuerzas, el de la Revolución Democrática vive su momento de mayor debilidad y con trabajos se mantiene en su bastión histórico que es la ciudad capital del país. Difícilmente los amarillos podrán llegar al tercer lugar en la contienda electoral si no se alían con los tricolores y o los blanquiazules, solos perderán y podrían convertirse en la cuarta fuerza política del país. Ni Mancera, ni su aliada, la nueva lideresa Alejandra Barrales tienen los tamaños para recomponerlo.
Las diversas fuerzas de Mancera al destino de sus grandes aspiraciones. Su sueño de ser “un candidato independiente de izquierda” puede convertirse en una verdadera pesadilla al no lograr los amarres necesarios con otras fuerzas políticas.
Hoy por hoy, los datos fríos de las encuestas más recientes lo ubican con tan sólo seis o siete puntos porcentuales de lo que sería la preferencia del voto si se apoyara en la estructura del PRD. Como independiente sin el PRD ni siquiera aparece y luce muy distante de los posibles. Los números lo colocan muy por debajo del mismo Bronco, gobernador de Nuevo León (Jaime Rodríguez), Jorge Castañeda y Pedro Ferriz.
La verdad no veo como pueda revertir las cifras negativas que lo colocan muy en la cola de los aspirantes hasta ahora auto destapados como son: Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle por los albiazules; Miguel Ángel Osorio Chong y José Antonio Meade por el tricolor. Pero sobre todo no veo ninguna posibilidad de que pueda vencer al rival más temido y también de izquierda, Manuel López Obrador, quien en las elecciones pasadas le dio tremenda tunda en su propia casa y bastión: la ciudad de México. Me atrevo a opinar que ni los capitalinos lo favoreceremos con nuestro voto. Nos engañó, nos defraudo y estamos –al menos yo– muy decepcionados de su accionar como administrador de los recursos capitalinos.
Mancera se dice de izquierda, empero sus acciones lo dibujan como un hombre totalmente identificado y con una vocación neoliberal. Cree en la fuerza del libre mercado, sino como se explica que venda todo lo posible de ofertar en la ciudad de México. Cada día se privatiza más la ciudad y sus servicios. Las alianzas con las empresas inmobiliarias y constructoras son evidentes pues a diario se erigen nuevas edificaciones, ya sean éstas centros comerciales o edificios ciclópeos que se multiplican por doquier; la concesión de servicios de grúas, fotomultas, arañas, parquímetros, verificentros y demás herramientas que hostigan a diario a los automovilistas, a empresas privadas se manifiestan como un jugoso negocio. El incremento del precio del boleto del pasaje del Metro hasta de un 70 por ciento fue un duro golpe al bolsillo de los cinco millones de usuarios sin que se traduzca en mejorías en el servicio. Él, no lo dudo, es un hombre de empresa, de negocios, pero no un estadista.
A los problemas de inseguridad y colapso en la movilidad de millones de personas, ya señalados en éste espacio, se suman otros más, que denuncia con frecuencia la ciudadanía sin recibir respuesta, tales como: calles con baches, banquetas con hoyos; fugas de agua o hundimientos, zanjas sin rellenar, coladeras y registros de luz abiertos, enormes socavones y obras inconclusas que han convertido a la ciudad en una enorme trampa para peatones, ciclistas, motoristas y automovilistas.
Hay también deterioro de las vialidades y en diversos sitios es evidente el mal estado del alumbrado público. Con base a una nota publicada en el diario La Jornada, las quejas ciudadanas dan cuenta de ello. Así de enero a julio del año en curso, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) de la ciudad de México recibió 269 mil 613 demandas en materia de bacheo, mantenimiento y sustitución de alumbrado público, reparación de banquetas, así como podas de árboles, desazolve y retiro de vehículos abandonados.
Los casos se multiplican y podríamos citar lo que sucede en la delegación Cuauhtémoc, donde el mal estado de la carpeta asfáltica es crítico en las 33 colonias de la delegación, o el de la Zona Rosa, donde aún sin tráfico los vehículos circulan a 10 kilómetros por hora para poder sortear la infinidad de hoyos y hundimientos en calles como Londres, Liverpool, Amberes, donde es común encontrarse con adoquines desprendidos.
O sea un verdadero caos que prevalece en la ciudad de México, en tanto que su gobernante se hace ver en actos lucidores, pide más dinero a la federación y se muestra como un pre candidato digno de representar a una ciudadanía agraviada y decepcionada.
¿En verdad Mancera se ve así y no hay nadie que lo aconseje de su imposible sueño de poder?
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