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El ‘neoliberalismo’ de la 4T: Suben tarifas en museos; la cultura, cada vez más cara

Al mismo tiempo, el presupuesto del INAH tendrá una reducción de 13%

Afectarán también al INBAL y Cineteca Nacional, entre otros espacios culturales.

Entrar al Museo Nacional de Antropología costará más de 200 pesos en 2026.

STAFF / LIBRE EN EL SUR

La Cámara de Diputados aprobó en lo general y particular la reforma a la Ley Federal de Derechos, que duplica las tarifas de acceso a museos, zonas arqueológicas y recintos culturales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El dictamen, incluido en el Paquete Económico 2026, fue avalado por 352 votos a favor y 133 en contra y remitido al Senado para su análisis constitucional.

De ser aprobado en esa cámara, entrará en vigor el 1 de enero de 2026.

La Secretaría de Hacienda estima que la medida permitirá recaudar 157,082 millones de pesos adicionales, aunque no se especifica cuánto de ese monto será destinado directamente a la conservación o mantenimiento del patrimonio.

El argumento oficial es una “actualización de tarifas” y un “aprovechamiento óptimo del patrimonio público”, pero la medida ha generado críticas por su carácter regresivo y su posible impacto en la asistencia de visitantes nacionales.

Entrar al Museo Nacional de Antropología (MNA) costará más de 200 pesos. Ubicado en el Bosque de Chapultepec, es el recinto cultural más importante de México y uno de los más reconocidos del mundo en su especialidad.

Diseñado por Pedro Ramírez Vázquez e inaugurado en 1964, el museo alberga 22 salas permanentes, piezas emblemáticas como la Piedra del Sol, la tumba de Pakal y los grandes tesoros de las civilizaciones mesoamericanas. Con más de tres millones de visitantes anuales, figura entre los 20 museos más visitados del planeta.

A partir de 2026, la entrada al MNA y otros recintos clasificados en la Categoría I —como Teotihuacán, el Templo Mayor, Palenque o el Castillo de Chapultepec— pasará de 95.58 a 209.09 pesos para visitantes extranjeros.

Los nacionales y residentes pagarán 104.55 pesos, gracias a un descuento del 50 %.

El aumento supera el 119 % respecto a la tarifa actual.

En los museos de Categoría II, como los regionales de Tlatelolco, Malinalco o Comalcalco, el boleto general subirá a 156.75 pesos, mientras que en los de Categoría III, la tarifa será de 143.69 pesos.

En la nueva Categoría IV, que incluye los recintos vinculados al Tren Maya —Chichén Itzá, Uxmal, Dzibilchaltún y el Museo del Pueblo Maya—, la entrada costará 104.50 pesos sin descuentos para nacionales.

Las visitas nocturnas a zonas arqueológicas también subirán de 337 a 731 pesos.

El dictamen mantiene las exenciones de siempre: entrada gratuita los domingos para nacionales y residentes, y acceso sin costo para menores de 13 años, mayores de 60, jubilados, personas con discapacidad, profesores y estudiantes con credencial vigente.

Mientras suben las tarifas, se recorta el presupuesto del INAH

El aumento coincide con una reducción sustancial en el presupuesto del INAH prevista en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026.

De acuerdo con el análisis de Hacienda, el Instituto recibirá 4,613 millones de pesos, lo que representa una disminución de más del 13 % en términos reales respecto al año anterior.

El mismo proyecto contempla un recorte global al sector cultura de mil 984 millones de pesos (16.1%), afectando también al INBAL, la Cineteca Nacional y el Centro Nacional de las Artes.

Los recortes ya han tenido efectos visibles: varios museos del INAH han enfrentado cierres temporales o reducciones de horario por falta de personal, según reportó El País en junio de 2025.

Entre los casos documentados figuran el Museo del Carmen y otros recintos donde se recurrió a vigilancia auxiliar ante la falta de recursos para seguridad privada.

Mientras tanto, los trabajadores sindicalizados del Instituto han advertido sobre deficiencias en mantenimiento, climatización, resguardo de colecciones y seguridad en zonas arqueológicas.

El contraste entre el aumento en los precios de acceso y la reducción presupuestal revela una paradoja estructural: por un lado, se busca que los visitantes financien los gastos de operación; por otro, se reducen los fondos públicos destinados a la conservación.

En términos reales, el Estado mexicano cobra más por entrar a su historia mientras invierte menos en preservarla.

De aprobarse en el Senado sin modificaciones, la reforma consolidará un modelo en el que el patrimonio cultural se sostiene con ingresos del público, no con política pública. Algo así como neloiberal…

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