Cientos de vecinos de las delegaciones Magdalena Contreras y Álvaro Obregón en el Distrito Federal iniciaron el año nuevo con una serie de protestas en contra del Gobierno capitalino por la construcción de la Supervía Poniente, que contempla la demolición de varios predios ubicados en la Colonia “La Malinche”.
El Gobierno del Distrito Federal decidió reforzar los trabajos de esta obra desde el primer día de 2011. Los vecinos que integran el Frente Opositor a la Supervía, instalaron un plantón en la zona, impidiendo el avance de los trabajos y la introducción de maquinaria pesada para continuar con el derribo de las viviendas que, a decir de los colonos, fueron expropiadas de manera ilegal por el Gobierno capitalino para la realización de esta obra.
Lamentablemente, la situación empeoró: como ha sido una costumbre reiterada, el Jefe de Gobierno envió a la zona cerca de 500 granaderos, con el fin de resguardar la zona de la obra, y garantizar los trabajos de la construcción, ocasionando únicamente un desafortunado enfrentamiento entre ciudadanos y autoridades.
Ante la incursión policiaca, cerca de 250 integrantes del Frente Amplio contra la Supervía realizaron marchas y plantones, exigiendo a Marcelo Ebrard el retiro inmediato de la fuerza pública, detener las obras y llevar a cabo un encuentro donde dé a conocer el verdadero impacto de este importante proyecto vial.
Ante ello, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) emitió una recomendación al jefe de Gobierno del Distrito Federal en el sentido de que se suspendiera la obra denominada Supervía Poniente “hasta que se lleve a cabo una consulta pública, a fin de garantizar una participación amplia y plural en la que se recojan y consideren las preocupaciones, opiniones y propuestas de las personas afectadas por la obra”. Lo anterior, debido a que se acreditó la violación a los derechos a la seguridad jurídica, a la información y a la participación ciudadana, entre otros.
El gobierno de la ciudad respondió parcialmente la recomendación, al no detener la obra. Marcelo Ebrard realizará, a su manera, una consulta ciudadana, misma que de antemano ya descalifica. Esto sin duda, evidencia un lamentable escenario para los vecinos afectados a quienes el tiempo se les viene encima, y quienes han agotado un sinnúmero de esfuerzos y acciones para tratar, únicamente, de que el gobierno los escuche.
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