PATRICIO CONTRERAS
México es un país donde la religión es uno de los referentes sociales y culturales más grandes a nivel nacional. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2021, cerca de 90% de población es devota de algún culto. Ello, aunado a que la enseñanza pública en el país es, por ley, laica, genera un contexto complejo para la relación entre educación y religión.
Desde el año de 1917, fecha en la que fue promulgada la Constitución Política, la enseñanza en México fue declarada gratuita, pública y laica para los niveles básicos educativos. No obstante, este estatuto no limita la libertad de los colegios de iniciativa privada para crear, gestionar e impartir planes de estudio respaldados por creencias y valores correspondientes a su fe. Esto puede verse reflejado en el 15% de escuelas religiosas que existen en el país de acuerdo, de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Publica consultados por NotiPress.
Sin embargo el país cuenta con un gran porcentaje de personas creyentes o afiliadas a alguna iglesia, pues 6 de cada 10 mexicanos está de acuerdo con que sus hijos cuenten con educación de culto. Este dato contrasta con el número de estudiantes que realmente tiene acceso a estas doctrinas en sus aulas, solo cerca 5 millones de personas aproximadamente. lo cual se debe principalmente a la limitante y acceso a estas enseñanzas en las escuelas públicas.
Aún con las restricciones y regulaciones impuestas a las escuelas religiosas, algunas de sus costumbres han sobrevivido y dejado marca a través del tiempo. Entre estas, destaca el uso de uniforme o la separación de grupos de acuerdo con el género de las personas. Dentro de las costumbres que aún rigen a las instituciones de culto se encuentran la predilección de características deseadas en los profesores. Entre estos, están el conocimiento y la fe en la religión que promulga la institución, además de la práctica de un estilo de vida acorde a los valores morales de la misma.
Este último aspecto ha causado algunas diferencias a nivel internacional puesto que las autoridades religiosas defienden su derecho a profesar el culto tal cual lo conocen, pero la diversidad y apertura a nuevos modos de vida crean disyuntivas de gran tamaño. Ejemplo de esto fue el caso Pavez vs Chile, en el que una exprofesora de religión, Sandra Pavez, fue recolocada de su puesto debido a un diferencia moral en torno a su orientación sexual.
Las autoridades religiosas no despidieron a Pavez del colegio, pero sí fue colocada en otra área administrativa que se consideraban más apta para ella. Este suceso causo especulación en toda Latinoamérica, debido a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo consideró una violación a las libertades básicas. Por otra, el estado chileno consideró, la escuela estaba en derecho de poner en práctica sus creencias religiosas en respeto a su libertad de culto.
Pese a ciertas limitantes, los padres de familia, profesores y estudiantes cuentan con múltiples opciones para seleccionar la educación que desean recibir o impartir. Con ello, pueden promover el bienestar social de la comunidad, además la importancia de la educación y el respeto entre distintos grupos de la sociedad.
NOTIPRESS.
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