Libre en el Sur

¡Recórcholis! / Una ventana a la pandemia

El mundo se volvió muy violento de un día a otro, todo fue racismo, covid-19, enojo, tristeza, todo fue muy caótico.

REGINA WOODWORTH CAÑETE / 11 AÑOS

Todo empezó en marzo. Nos dijeron que no íbamos a tener escuela por una semana pero no sabíamos lo que ocurriría. La primera semana resultó emocionante no tener clases. La miss nos informó que no tendríamos clases un par de semanas más, eso ya no resultó tan emocionante.

Entendí un poco mejor eso que escuchaba en los adultos, “no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”. Todos los días que iba a la escuela los daba por un hecho, a veces hasta me resultaba aburrido o incómodo ir a la escuela, quién me diría que ahora lo extrañaría tanto. En un abrir y cerrar de ojos pasaron los días, las semanas y así los meses.

Mi cambio de niña a pre adolescente o puber como me dice mi mamá fue marcado por el inicio de la pandemia. Para mí los cambios de rutina y horarios fueron el principio para los cambios de emociones y sentimientos. Sí es duro tener que aprender a sentir tantas cosas a la vez y explicarme a mí misma que debo guardar la calma, ser paciente y esperar a que llegue el día en que todo vuelva a ser como era. ¿Algún día de verdad eso pasara? ¿Mi vida volverá a ser como era?

Siento que los días van cada vez más rápido. ¡Ya es Octubre! dos meses más y terminamos el año. El mundo se volvió muy violento de un día a otro, todo fue racismo, covid-19, enojo, tristeza, todo fue muy caótico. Algunas veces me digo a mí misma “Wooow, ya pasaron 7 meses y nada ha cambiado”, pero realmente todo cambió muchísimo sin ni siquiera darnos cuenta.

El mundo no es perfecto, pero tampoco es horrible si nos tenemos los unos a los otros. Aunque los días sean difíciles estamos juntos y eso siempre será un privilegio. En estos meses han pasado muchas cosas que cambiaron mi vida. Pero miren, sigo bien, sigo diciéndome que voy a estar bien.

Estoy orgullosa de mí por todo lo que he logrado en estos tiempos difíciles, aprendí que no todas las amistades son leales y en cambio descubrí lo fuerte de mi amistad con Renata y en la distancia esa amistad se fortaleció. He tenido que aprender a ser más paciente y tolerante, ya que veo que muchas cosas no pasan solo porque yo quiera que pasen.

Descubrí que un espejo, una bocina y bailar me dan una hora de gran libertad. Aquí y ahora como dice mi mamá. Pero sí espero que el siguiente año sea mejor. Quiero salir al parque, salir a comer un helado, ir a la escuela, abrazar a mis amigas. Poder vivir libremente no en una casa, no salir con un tapabocas. Quiero poder salir a vivir.

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