Lastima la distancia que debemos mantener con nuestros seres queridos. Alarman las noticias del día y surgen conceptos como la “resiliencia”.
POR VÍCTOR OLMEDO
A lo largo de lo que parece una espera eterna, han transcurrido más de cien días en los que quienes tenemos la oportunidad de mantenernos en casa vemos el aumento constante de fallecimientos. El encierro ha hecho mella en los planes que teníamos para este año, cuyo primer semestre está a punto de concluir.
Hoy, aunque nos mantenemos en semáforo rojo, las actividades se reanudan de a poco. ¿Qué depara el exterior? ¿Qué supone esta reintegración? Por delante se perfila una nueva dinámica social.
A lo largo de estos meses el miedo ha tomado presa nuestra conciencia. Al menor síntoma se siente la necesidad de examinar nuestro posible contagio. Duele lo de aquellos que se nos adelantaron: amigos y conocidos que ya no estarán con nosotros. Lastima la distancia que debemos mantener con nuestros seres queridos. Alarman las noticias del día y surgen conceptos como la “resiliencia”.
A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado distintos retos en forma de guerras, enfermedades, desastres naturales. De ahí ha surgido la experiencia de salir a flote. El contexto bajo el que nos desenvolvemos nos brinda un momento de reflexión, una pausa, un llamado de atención. El ritmo vertiginoso y cada vez más acelerado de nuestras vidas ha puesto de lado lo relevante para dar paso a lo urgente. Hoy ese tiempo se brinda, generoso, absoluto, en una tregua no solicitada. Queda alimentarnos de aquello que siempre postergamos.
Tomemos un respiro y alcancemos alguno de esos libros que tenemos apilados, pendientes de lectura. Como Séneca decía: “Todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir felices. Pero al ir a descubrir lo que hace feliz van a tientas, y no es fácil conseguir la felicidad en la vida, ya que se aleja uno tanto más de ella cuanto más afanosamente se la busque: Si ha errado el camino, si éste lleva en sentido contrario, la misma velocidad aumenta la distancia.”.
Vamos a recordar quiénes somos, a redescubrir lo que nos importa, a mantener nuestra voluntad. Ni el hastío, ni el desprecio a nuestras circunstancias deben tener cabida. La vida es fugaz y somos artífices del mundo que construimos. Es momento de hacerlo con responsabilidad, amor y disciplina.
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Vecino de la colonia Narvarte. Se dedica a la video producción y la comunicación.
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