Libre en el Sur

Vecinos en cuarentena / Entre cuarentena me vea

POR PATRICIA BETAZA BREMONT

Alguna vez uno de mis jefes en una cadena privada de televisión me dijo que los reporteros somos como los soldados y los médicos: tenemos que estar dispuestos a trabajar de preferencia los 365 días del año y a cualquier hora del día. O de lo contrario -me dijo sin voltearme a ver- dedíquese a otra cosa. ¡Perfecto!

No se trata de ser temerarios ni traer actitud de héroe contra el Covid-19.  Aunque tuve el ofrecimiento en los dos medios públicos en los que trabajo, dije no al home office – me aterra la tecnología y el mundo virtual-  pero además preferí ceder a mis compañeros que utilizan el transporte público, la posibilidad de quedarse en casa. Es decir, estoy a media cuarentena. Solo acudo a mis programas vespertinos, pero el resto del día trato de estar metida en casa.

¿Qué ha significado para mí la cuarentena por el Covid-19? Darme cuenta que somos demasiado frágiles en el universo y que con toda y la apabullante tecnología, estamos de rodillas ante un bicho que aún nos guarda sorpresas. Lo que sabemos son aproximaciones. Que si viaja en el aire, que si se queda en la mesa, que si contagia a los adultos mayores, aunque también a niños y jóvenes, que si salió de algún animal en China.

Siempre he pensado que aún en la peor de las circunstancias algo bueno surge. Personalmente me he dado cuenta que necesito menos cosas. He aprovechado también el confinamiento para limpiar y ordenar mis libros. En esas estaba cuando me percaté que muchos de ellos están amarillos, secos y a punto de romperse. Sentí tristeza porque no se trata de regalarlos. Los libros solo son apreciados por quienes realmente se interesan en ellos.  Así que pedí consejos a los amigos de cómo conservarlos.

Uno de ellos al sentir mi aflicción dijo en tono de broma: “acuérdate de Fahrenheit 451”. La verdad es que no me acordaba porque el libro de Bradbury lo leí en prepa, en esas épocas donde leer es una obligación. Pero qué mejor momento para releer esa impresionante historia cuyo hilo conductor son los libros a partir de las dudas y reflexiones de un bombero que tenía como meta quemar cuanto libro se pusiera en su camino. De pronto quedó en shock cuando se encontró con el caso de una mujer que prefirió morir junto con sus libros. Algo debían de tener esas hojas encuadernadas para que alguien diera la vida por ellas.

En lo personal la media cuarentena en la que estoy me ha reforzado más el interés por mis nuevas y viejas lecturas, por ver películas y encontrarme también maravillosos documentales en Netflix.   También me he dado cuenta que la autodisciplina es más que necesaria. Ni modo, a seguir las clases virtuales de yoga, a continuar practicando inglés, a tratar de aprender otras habilidades, a comer mejor, pero sobre todas las cosas, a practicar más la solidaridad, empezando con quienes compartimos techo. Los tiempos exigen un cambio en la forma de apreciar la vida. El bicho quizá nos sacó de la zona de confort. Ya apreciaremos más la caminata en el parque, las idas al café y la conversación con los amigos.

*Vecina de la colonia Del Valle Centro. Periodista y conductora en Canal Once e IMER.

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